Termina, nuevamente, diciembre. Como todos los años, con mucho calor, gente histérica en las calles tocando bocina y comprando regalos a último momento, ensalada rusa, vitel toné, garrapiñadas, fuegos artificiales, cansancio, ansias por las vacaciones, alcohol, nostalgias. Como siempre, llega el momento de hacer balances. Tal vez debería hacerlo en una semana, cuando estemos en el último día de este 2010 que, al menos para mí, ha pasado sin muchas penas y con algunas glorias.

Comencé el año desesperanzada. La tristeza que me trajo el 2009 perduraba en mi alma. El desencuentro, la poca fe, un poco de conformismo, algunos aspectos que fueron desvaneciéndose a lo largo de los meses con la llegada de nuevos aires, nuevas gentes, nuevas esperanzas.

Sabemos todo lo que me ha pasado en cientos de días. He tenido algunas citas memorables. ¿Recuerdan al Chico con Plumas, al Chico de las Cinco y Cuarto, a MTH, a Polera Negra, a Etiqueta Roja, y a nuestro adorado Auténtico? ¿recuerdan mi enojo con el sexo masculino en aquel mayo, cuando comencé estas columnas aburrida, un feriado, cansada de todo? ¿recuerdan ciertas reflexiones acerca de la pareja, de la soltería, de la histeria? ¿Notaron como, en meses apenas, pasé de ser una desesperanzada mujer enojada con el mundo, a ser una enamorada de la vida que muchas veces no se soporta?

He conocido mucha gente nueva que me trajo muchas risas, mate por medio, fernet por medio. Gente de la facultad, gente del Roxy, amigos de amigos. Personas que de a poco dejaron de ser "compañeros" o "conocidos" para ser GRANDES AMIGOS. Amigos que soportaron mis peores momentos, y también los mejores. Que escucharon hasta el cansancio mis angustias, mis relatos, mis interrogantes, y que, conjuntamente conmigo, han encontrado respuestas.

Este 2010 me trajo, además, nuevos trabajos, materias aprobadas, un nuevo amor, terapia, algunas noches memorables, quilos de más y, sorprendentemente, ninguna lágrima.

Sin mucho más que decir, y evidentemente muy sensible por mi período y la época festiva, quiero desearles a todos un hermoso fin de año, unas maravillosas fiestas, y un "próspero año nuevo", lleno de amistad, amor, y sobre todo, paz.-



Hay ciertos aspectos de mi relación con Auténtico que no me están gustando. Ya sé, dirán que la histeria me domina. La verdad que yo tampoco estoy muy conforme con esto, pero no puedo manejarlo. Debo volver a terapia para entender qué es lo que me está pasando. Trataré de descifrar ahora al menos la punta del iceberg de la angustia que me está dominando.

Comencemos por contar algunos acontecimientos que sucedieron en la última semana. En primer lugar, de golpe, porrazo, y en poquitos días, conocí a su familia entera, al párroco de la iglesia del padre, a todos sus amigos, al primo, a su estado de embriaguez. El conoció, también, en un solo día, a todos mis amigos, los novios de mis amigas, mi casa, y mi estado de embriaguez. Aclaremos, para quienes no lo saben, que el sábado pasado festejé mi cumpleaños, lo cual ameritó a semejante ola de presentaciones. No quiero dejar de apreciar que su familia es divina, el párroco parece bueno pero es aburrido (al igual que los temas de conversación que se tocaron en la mesa en la temida cena de presentación, y en los cuales no participé en absoluto), sus amigos son muy divertidos y, por supuesto, auténticos, su primo es un genio y su estado de embriaguez, decadente y algo triste. De más está decir que mis amigos son impresionantes, sus novios unos santos, mi casa está hecha pelota, y mi estado de embriaguez es, como mínimo,  decadente y algo triste.

Qué podemos extraer de todo esto: que la cosa se está poniendo muy seria. Estoy contenta. Sé que es lo que estaba buscando, sé que he pasado mucho tiempo sola desde mi última relación y que tuve tiempo de disfrutar de mi soltería, pero también sé que, al encontrarme con una persona, siempre se prende en mi cabeza una luz, una alarma, un interrogante que reza: ¿y si no hay más que esto? ¿y si esta es la persona con la que voy a pasar toda mi vida? ¿y si se terminaron las citas, las sorpresas, la paz de no tener que rendir cuentas a nadie, y en su lugar llega el conformismo, la rutina, la costumbre? ¿y si se pierde la conquista para dar lugar a los pedos, hacer caca con la puerta abierta, el malhumor? Cual histérica que soy, siempre tendré el desconformismo a flor de piel, siempre me preguntaré si no hay algo más, si no estoy equivocada, si estoy destinada a vivir buscando cosas que nunca se encuentran, o que están siempre en el lugar donde no estoy.

Pero por otro lado, y desde mi última relación, apareció en mi vida un interrogante más fuerte, mas grande, más inquietante. ¿Y si después del amor llega el dolor? Y por esta pregunta, no puedo relajarme.

En otro lugar de mi angustia, tenemos la siguiente situación. El primo de Auténtico, llegado de Alemania, se queda a vivir con él por muchos días. No voy a ponerme en bruja: es un primo que viene de muy lejos, que quiere mucho, que extrañaba, y quieren compartir. Me parece razonable y lo comprendo. Pero lo que me angustia de esta situación es lo siguiente: durante muchos, muchos días, no voy a tener la oportunidad de tener un momento de intimidad con la persona que quiero. Y no por que no haya forma de encontrarlo, sino porque sé que Auténtico no va a buscarlo sino que va a dejarme en un segundo plano. Ayer, en un momento, le planteé al oído esta situación, muy sutilmente, a lo que me respondió que "eran unos días nada más". Pero para mí, esos días "nada más" significan muchas otras cosas. Me trasladan a un pasado en el cual no solo pasé a un segundo plano en mi relación, sino a un tercero y hasta cuarto lugar. Y recuerdo lo triste que estuve, cuanto lloré, cuánto dolor sentí, porque fui quedando cada vez más alejada del centro, hasta que dejé de formar parte de la vida de la persona que amaba, de la casa en la que convivimos, de los proyectos y sueños que alguna vez tuve (¿tuvimos?). Tal vez estoy exagerando, tal vez simplemente sean "unos días nada más".. pero aún no lo sé.

Hay algunos aspectos más que me angustian, pero no estoy ahora en condiciones de contarlos. Me siento realmente muy triste, incluso para seguir escribiendo. Pido perdón por haberle quitado a este blog su esencia divertida mutada a enamorada, para pasar a escribir una reflexión psicoanalítica de lo que me pasa, pero no puedo evitarlo. Me siento tan mal..

Tal vez, simplemente, me esté por venir.-


Estoy bastante triste. No sé si debería estarlo, pero lo estoy. Ayer  tuvimos la primer "pelea" con Auténtico, que no fue una auténtica pelea, sino más bien un brote de escenas ridículas por motivos ridículos. Seré breve a la hora de relatarlo.

La salida comenzó mal. Pasó a buscarme mucho después de lo que esperaba, por lo cual yo me encontraba, al menos, ofendida. Compramos comida y fuimos a la casa, nos tiramos en el sillón y prendió la tele mientras cenábamos.  Todo ese tiempo, desde que llegó a mi casa, hasta que llegamos a la suya, estuvo pelotudeando con su nuevo iPhone, a cada rato le llegaban notificaciones de Facebook al maldito aparato, notificaciones que miraba sin reparo. Y yo sentada, en el sillón, comiendo mis papas fritas, pensando que carajo hacía con un flaco que está priorizando, en el momento que tiene una mujer al lado, aparatos y tecnología que TRANQUILAMENTE PODÍA EXPLORAR CUANDO ESTUVIESE SOLO.

Me atacó, entonces, un enmudecimiento, que fue transformándose en una leve tristeza, que fue convirtiéndose en una profunda angustia.  Y de repente sentí ese agujero en el pecho que se me hace tan familiar, ese agujero que da ganas de pararse e irse, sin reparar en lo histérica que pueda llegar a quedar. Irse simplemente a casa, a tirarse en la cama y fumar mientras se llora sabiendo que las cosas no volverán a ser lo mismo. Y previendo ese horrible momento, me anticipé y le dije, simplemente, que no era lo que quería, que no esperaba que nuestra relación fuese "juntarnos a mirar tele" (lo escribo y sigo pensando que una relación así no solo es deplorable, sino también que está muy lejos de lo que busco), que odiaba su nuevo celular (está bien, acá fui y sigo siendo bastante pelotuda, pero realmente era una invasión). Como Auténtico es conciliador, y por eso lo queremos, dijo las palabras adecuadas para quedar bien, para quitarle dramatismo a mis sentimientos, y finalmente, me dijo que hoy íbamos a tener una cita para contrarrestar el estar pasando tanto tiempo en su casa sin hacer nada. Mi angustia persistió un rato, pero después de unos minutos estaba riéndome nuevamente y teniendo sexo, conectada, profunda, plenamente.

¿Me siguen hasta acá? Bueno. Porque ahora viene el momento de la ridícula escena, esa escena que he criticado tantas veces en mis columnas, esa escena que recordamos superadas cuando estamos solteras pero que no podemos evitar hacer cuando estamos en pareja. ¿Que fue lo que pasó? Que el señor, nuestro querido Auténtico, agarró el celular en el momento donde se suponía debíamos estar abrazados, todavía regocijándonos en nuestros orgasmos.. ¡¡Y SE PUSO A PELOTUDEAR!! IMAGINENSE MI CARA. Por favor, IMAGINENSELA. Loca, me puse, es poco. Mi venganza, y acá no puedo evitar reírme a recordarlo, fue hurgarle el ombligo, sabiendo cuánto lo impresiona. A lo que él, simplemente, ¡¡se ofendió!! NO LO PODIA CREER, me acuerdo y NO LO PUEDO CREER. Pero lo peor es lo siguiente: el momento en el cuál se desató mi histeria al máximo, el momento en el qué sentí una tensión máxima, que créanme que existió, y simplemente, ¡ME VESTI Y ME FUI! Yo no lo puedo creer, me acuerdo y no lo puedo creer, mientras lo hacía no lo podía creer.  No puedo dejar de pensar lo excesivamente pelotuda que fue esa escena de histeria y neurosis desatada, simplemente, por un maldito celular. Entiendo que mi reacción fue innecesaria y desmedida, pero entiendo también que si tu novia está en tu casa no podés estar pelotudeando en Facebook con el celular, no podés estar tirado mirando películas de hombre, no podés estar haciendo absolutamente NADA de lo que vos, Auténtico, estás haciendo. Al menos no conmigo.  Conmigo, las dos veces por semana que me veas, tenés que tener puesta toda la energía en mí, solamente, por esas veinte horas semanales que me dedicás. Creo no estar excedida en exigencias.

De todas formas, luego de irme y llamar el ascensor, tuve que volver y tocar el timbre, porque me había olvidado el celular (¿consciente o inconscientemente?) y no podía llamarme un taxi. Claro está, que así como entré a su casa me desnudé y me acosté con Auténtico nuevamente, y dormimos abrazados después de conectarnos nuevamente.

Lo que ahora me tiene triste es lo siguiente: he cruzado la barrera, esa temible barrera que indica que nunca más seremos esa pareja del comienzo, donde todo es risas, consideraciones y educación. Mas bien, hemos abierto una puerta que puede llevarnos directo a una serie de escenas, peleas, reclamos, y demases condimentos tóxicos, que solamente terminan con el fin de la pareja.

En fin. Ese es el motivo de mi tristeza. Les dije, ¿no es ridículo?.-


En la madrugada de anoche no me soporté. No es la primera vez que no me soporto, lo admito. Tampoco es la primera vez que no me soporto por este motivo. Y el motivo es, simplemente, lo asquerosamente cursi y sensiblera que me pongo después de la enterrada de pinocho. Digamos, lo PELOTUDA que me pongo.

Analicemos. Te encontrás con tu novio, chongo, amante, filito, pinocho. En su casa, en la tuya, en el telo amigo, en cuántos otros lugares. Se revuelcan, como tiene que pasar, durante algunos minutos o algunas horas, y con un poco de suerte, y el entrenamiento adecuado, ambos llegan al exquisito orgasmo. Terminan, y si terminan los dos, enredados entre las sábanas, con la piel brillosa de sudor y los cachetes sonrojados, se fuman un cigarrillo, o simplemente se abrazan, o tal vez ni se toquen, pero se miran profundamente a los ojos.. y ahí te pasa. ESE ES EL MOMENTO. El terrible momento donde tus neuronas y tus hormonas colapsan, tal vez movilizadas por un exceso de endorfina en sangre, y te sentís profundamente..

ENAMORADA.
CONFUNDIDA.
EMOCIONADA.
TE QUERÉS MUDAR CON ÉL.
TE QUERÉS CASAR CON ÉL.
QUERÉS TENER HIJOS CON ÉL.
QUERÉS DECIRLE QUE LO QUERÉS, LO AMAS, QUE SOS SUYA.
.. y demás barrabasadas.

El problema es que, la mayoría de las veces, una vez que abriste la boca para decirle que lo amás profundamente, no hay vuelta atrás. Porque si el chongo es nuevo, o escapa al compromiso, va a sentirse absolutamente presionado, incómodo, y seguramente huya. También, lo más probable, es que cuando recobres el sentido de la realidad, y recuerdes el episodio, te arrepientas profundamente, sobretodo porque tu chongo no te dijo "yo también", sino que se puso incómodo y cambió de tema rotundamente.

En fin. Anoche, de madrugada, luego de una sesión de enterrada muy intensa, no pude con mi genio, no controlé mi ataque de amor desmedido, y me mandé una gran, GRAN cagada. Le dije a Auténtico que creía estar enamorándome de él (algo que todos ya sabemos). Aclaro: no confundir AMAR con ESTAR ENAMORADA. Abordaremos este tema en otra oportunidad. El problema fue que,  tiempo después, le pregunté por que no se enamoraba de mí, a lo que respondió que tenía una concepción muy distinta de lo que es "el amor", mucho menos inocente, menos utópica y menos ilusa que la mía. Si bien lo entendí, y comprendí mi error, no pude menos que sentirme enteramente incómoda por la situación, no por que esperase un "yo también", sino porque esperaba poder controlar, al menos un poco, mis desmedidos ataques de amor y locura.

Bien. A Auténtico le aclaré, entonces, que esos ataques me agarran, en esos momentos, y que me costaba controlarlos. Me entendió, espero.

No confundan: creo profundamente que uno tiene que ser quién es y ser fiel a lo que siente.. pero también creo que, quienes sentimos desmedidamente, tenemos que aprender a medir.

No los sentimientos, claro está, sino LAS PALABRAS.-


Díganme, por favor. Díganme por qué los hombres vienen cada vez mas PELOTUDOS. Este pelotudos, no confundan, viene no cargado de resentimiento, si no de una leve ternura a la hora de entender que no lo hacen por maldad, sino que lo hacen, simplemente, porque NO LES DA.

Pensé que la que estaba errada era yo. Que estaba pasándome de loca, histérica o neurótica. Pero hablándolo con otras mujeres que atraviesan la misma situación, me doy cuenta que el error no recae en mi condición de histérica, sino mas bien en la imposibilidad de acordar con ellos, que son un poco más básicos y menos pensantes.

A Auténtico lo vi el lunes. Bien sabemos que por ser trabajadora de fin de semana, me es imposible verlo sábado o domingo. También sabemos que tengo amplia disponibilidad de domingo a jueves. Lo que no sé si sabemos es que acá el que siempre anda complicado es el señor, no por cuestiones laborales o académicas, sino porque siempre está cargado de compromisos con familiares, amigos, compañeros de Paintball, compromisos en los cuales, sabemos, no estoy incluida. Decíamos, entonces, que nos vimos el lunes. Pasó el martes sin penas ni glorias, pasó el miércoles con un poco de añoranza y, llegando el jueves, asumí que era el día de vernos nuevamente. Fue ingrata mi sorpresa al enterarme, por medio de un mail, que el aparato este se iba a correr en karting con los amigos y después al cine. Ya sé, no es terrible, no se va de putas ni a bailar a Esperanto. Pero soy una novia que le deja todo el espacio del fin de semana. Tiene todo el viernes, todo el sábado, todo el domingo, incluidas las noches enteras, para realizar todas sus extravagancias de niño grande. Lo que pretendo yo es, entonces, que me dedique DOS noches a la semana. Díganme, ¡¿ESTOY PIDIENDO MUCHO?!

Mi primer reacción fue, obviamente, un nudo en el pecho de sentimientos encontrados. Por un lado, sé que a tan poco tiempo de conocernos (y tampoco a mucho tiempo) quiero convertirme en una mujer que haga reclamos, sobretodo estos reclamos pelotudos. Pero también sé que no quiero quedar relegada a un segundo, tercer, y hasta cuarto plano en la vida del otro. El problema acá, no es que el otro esté haciendo las cosas con maldad, con frialdad, con egoísmo. El problema real es que NO SE DA CUENTA, que NO LE DA, y que algo que para nosotras, las chongas, es tan obvio, a ellos hay que hacérselo notar con ¿pasacalles? ¿carteles? ¿fuegos artificiales? ¿escenas ridículas?.

Me enojé un poco, pero medidamente. Le respondí el mail diciéndole que estaba "un poquito enojada", y que cuando pueda me llame y lo hablábamos bien. Y entonces, me llamó.

Obviamente, y como era de esperar, lo arregló bien. Es por eso que a Auténtico lo queremos, y que mas allá de lo NABO que es la mayor parte de las veces, siempre termina dejando conforme a todos, incluyéndome a mí. Que, seamos honestos, no es poco. Y me arregló en un hueco mañana viernes, a la noche, antes de mi trabajo, donde probablemente conozca al primo que viene de México, donde relegue cenar con su familiar recién arribado por estar conmigo. Y todos contentos, sí.  Lo que no puedo dejar de preguntarme es si era necesario generar el conflicto para pensar la solución. El por qué, a los hombres, no les nace cuidar a sus mujeres, apaciguar la histeria.. asumen, de alguna forma, que seremos incondicionales, que todo estará bien, que seremos siempre medidas, diplomáticas y conciliadoras. Lo que no terminan de entender es que, muy lejos de todo eso, siempre tendremos el reclamo en la punta de la lengua, la histeria clavada en la piel, y el capricho en la cabeza.

Confieso, entonces, que nosotras SOMOS. Pregunto, así., si ellos ¿SON O SE HACEN?.-


Este fin de semana trabajé, con muchísimas ganas. Y el sábado fue que observé una situación de lo más extraña.

Viene una chica a la barra y compra, con cambio, una lata de cerveza. Se la entrego, me dice gracias, y se queda mirándome para, un instante después, decirme que le encanta mi corte de pelo. Es cierto, me miraba mucho, y me ponía un poco incómoda. Frente a mi posición de ignore, se corre de donde estaba, para posicionarse sola en una punta de la barra, aún cerca mío. Admito, sin pecar de engreída, que no es la primera vez desde que estoy en el Roxy, que chicas de los más variados perfiles me dicen cosas lindas, se quedan mirándome, o tratan abiertamente de levantarme.

Estaba entonces esta chica en la punta, sola, y a cada minuto se acercaban flacos con diferentes graduaciones de alcohol en sangre. Algunos me llamaban y me decían "mi amiga dice que sos muy linda", a lo cual yo respondía con una sonrisa, un "gracias", y aclaraba que tenía novio. La chica en cuestión desmentía lo que decían los nabos que se le acercaban, y aclaraba que también tenía novio, pero que no tenía nada que ver con que yo le pareciese linda.

Bien. Por un minuto dejaremos en suspenso esta escena extraña, para trasladarnos a una situación paralela, que fue la aparición de Etiqueta Roja. ¿Se acuerdan? Nunca más supimos más nada de él. Esta noche de sábado, entonces, se presentó en la barra, nos saludamos con un beso en la mejilla y montones de ¿cómo estás? ¿todo bien? ¿vos bien entonces?, y tal.  "Me dejaste abandonado", me dijo luego de un prolongado e incómodo silencio, "nunca más supe nada de vos". A ver. Seamos claros. No puedo enojarme por este reclamo. La verdad es que Etiqueta Roja, si bien me pareció un divino, no me enganchó en lo más mínimo, debido en gran medida por lo ligada que me sentía a Auténtico. Pero imaginemos por un segundo que me hubiese gustado, y que hubiese estado días, semanas tal vez, esperando un mensaje suyo, un llamado, ALGO. Me imagino ansiosa, quemándole la cabeza a mis amigos, compañeros de trabajo, lectores, durante todo ese tiempo, acerca de qué había hecho mal, si la cita había sido tan exitosa. Finalmente, me hubiese rendido, pensando que tal vez ese éxito fue fruto de mi imaginación, y hubiese seguido mi vida como si nada. Mientras tanto, imagino al señor mirando a cada rato la pantalla de sus tres (sí, TRES) celulares, a la espera de un pitido y las mágicas palabras "Tiene 1 (un) mensaje nuevo". Me planteo entonces lo siguiente: si se quedó esperando un nuevo contacto, ¿por qué no lo generó él? Evidentemente, hemos mal acostumbrado mucho a los hombres con nuestra toma de iniciativa. Somos las que mandan el primer mensaje, las que proponen la primer salida, las que dan el primer beso, las que sugieren ponerse de novios. Y todo parece salir bien. Pero recuerdo, así mismo, cuantas veces oí de mi boca o de bocas ajenas, historias de citas perfectas, donde las mujeres quedaron prendidas de un hombre esperando el próximo llamado.. llamado que nunca llegaría. ¿Por qué? Probablemente, por que el señorito.. ¡también lo estaba esperando! Esto no me deja sino la siguiente conclusión. Chicas Y chicos: no se queden esperando nada, ACCIONEN. Lo más probable es que el otro esté como un pelotudo esperando nuestro accionar. No se pierdan en el orgullo y cedan.

Ahora, volvamos al sábado. A Etiqueta Roja no pude más que decirle la verdad acerca del viaje de Auténtico en nuestra cita, de mi reciente noviazgo, a modo de justificación innecesaria por mi falta de contacto posterior, no sin darme cuenta de lo ridículo que era todo eso, y lo poco creíble que resultaba mi historia. "Me puse de novia, por eso no te llamé mas". Ustedes bien saben la veracidad de mi relato, pero para Etiqueta Roja habrá sonado como una excusa barata. ¡Pobre! Era divino. Y divino como era lo veo, minutos más tarde, hablando animadamente con la chica que pensaba que yo era muy linda. ¡Já! Pero no queda ahí.

Desde la otra punta de la barra, me llama un chico. Me acerco, y me dice "¿ves esa chica que está ahí? Es mi novia. Mandale esto". Y me da un sorbete hecho un nudo. Se lo llevo, y la chica dice "¡lo mandó mi novio!"· Que extraño, pensé.

La noche siguió su rumbo. De reojo miraba como Etiqueta Roja y la chica hablaban cada vez mas juntos, cada vez mas animadamente. Era evidente como coqueteaban, como se estaban seduciendo, conquistando. Y era evidente para mí, también, como el novio estaba cada vez más cerca de ellos, observando todo. Pero lo más evidente fue cuando, casi al final de la noche, la chica y Etiqueta Roja se chaparon para, finalmente, irse los tres, muy juntos, imaginemos todos a hacer qué, vayamos a saber dónde.

Todo esto me resulto tan extraño.. una pareja saliendo a bailar, a levantar a un desconocido, observando al otro como es abordado por este extraño. Marcando mediante un lenguaje de sorbetes cuál es el indicado. Sabía que todo esto pasaba, pero nunca lo había visto tan de cerca, tan claramente.  Y pienso entonces, lo clásica que soy. Lo lejos que estoy de entregarme a ciertos juegos, cada vez más comunes, donde las parejas ya no son pares, sino raros conjuntos de personas, donde los vínculos se modifican, se invierten, incorporan nuevas personas. 

Lo siento, pero no puedo adherir a eso. Seré siempre una romántica que busque un par, para ser dos, que caminen juntos uno al lado del otro.-


Son las cuatro de la mañana y no puedo parar de hacer cosas. Mi mente y mi cuerpo están revolucionados: en apenas unas horas se casa una de las mejores y mas grandiosas amigas que tengo la suerte de tener, Minnie, con el amor de su vida hace siete años, Mojojojo. Pasamos una noche de chicas, hermosa noche, armando souvenires, tomando mate, pintándonos las uñas y haciendo las veces de peluqueras. Estuve a punto de llorar en varias oportunidades, el alma se me lleno de emociones y los ojos de lágrimas. Fue entonces, entre canciones de amor y anécdotas de su noviazgo, que hablamos y reflexioné acerca del DESTINO.
Hay quienes creen en el destino y quienes no. Respeto ambos bandos. Pero me considero una persona que fielmente cree que "las cosas no pasan por que sí". Leí también, hace tiempo ya, que cuando uno desea profundamente algo, todo el universo conspira para que eso pase. Minnie me contó acerca del encuentro con su amado, su mamá también relató su historia de amor,  y no pude evitar pensar en mis repetidos encuentros y desencuentros.
Reitero, entonces, que nada pasa por que sí. En los momentos donde nos encontramos, y también en los que nos perdemos, hay invisibles hilos que digitan nuestra existencia, siempre movilizados por razones sagradas que la mayoría de las veces desconocemos. Pero, tarde o temprano, recordamos esos acontecimientos pensando "me pasó por que..".
Lo traslado, entonces, a mi reciente encuentro con Auténtico. Auténtico aparece en mi vida en el momento en que estaba lista para recibirlo. No es casual que, un día y de la nada, me haya borrado de mi trabajo en el banco para, al fin de semana siguiente, comenzar a trabajar en un boliche, cargada de sonrisas y de nuevos aires. En ese momento donde me encontré a gusto conmigo misma después de meses enteros de tristezas, y en mi primer sábado laboral, me encontraba fumando al costado de la barra cuando él atravesó la pista entera dirigiéndose a paso firme hacia mí, entablamos una conversación, me pidió mi teléfono, se lo di, y minutos después me mandó mensajes, muchos mensajes, para convertirlo en rutina en nuestra relación. Tampoco es casual que, en el momento que decido enderezar aspectos torcidos de mi carácter, Auténtico tenga como virtud ser completamente opuesto en cuanto a mis aspectos fallidos: yo soy absorbente, él respeta tiempos y espacios; yo soy despistada, él es precavido; yo soy ansiosa, él es parsimonioso; yo soy colgada, él apoya mi evolución.
Refuerzo, así, lo que siempre sostuve en la vida: las personas pueden quererse, amarse u odiarse, pero sobretodo, se SIRVEN. Y cuando eso que puede darme el otro ya no lo necesito, no hay amor ni odio que pueda conservar un vínculo.
Deseo profundamente que Auténtico me sirva, como yo a él, durante mucho tiempo. Que podamos CONSTRUIR juntos, proyectar, y sobre todas las cosas, CRECER el uno junto al  otro. Lo mismo deseo, de más está decir, para mis adorados Minnie y Mojojojo.
Brindo por los novios, y por la vida cargada de dicha y felicidad que les espera JUNTOS.-


La ciudad bañaba el cuarto de luz cálida. Entraba por la ventana, por la persiana entreabierta, y se fundía con la anaranjada tela de las sábanas, donde reposaban dos cuerpos desnudos. Él la miraba a los ojos. Ella tomó aire y lo dijo.
- Quiero que seas mi novio.
Una sonrisa amplia, coronada por un par de hoyuelos, invadió la cara de él, al tiempo que respondía "está bien".
- No - dijo ella - tenés que preguntarme si quiero ser tu novia.
- ¿Querés ser mi novia, Zahira?
- Sí, quiero ser tu novia.
Él le dijo que un título no hacía la diferencia. Que ya la trataba como si fuese la novia. Esa noche durmieron cómodos, de a ratos enredados, de a ratos separados. De madrugada, ella descubrió las pecas en la espalda de él. De mañana, él le llevó cereales con leche a la cama. Las cosas no habían cambiado, pero ella se sintió aliviada, más aún en la mañana, cuando se despidieron, y escuchó "chau, novia mía".

Perdonen la cursilería romántica y rosada, pero extrañaba mucho escribir una cosa así. La verdad es que las cosas pasaron realmente de esa forma, pero podría haberlo contado de diferente manera. Por ejemplo:

Estaba harta. La verdad que, todo bien con Auténtico, pero necesitaba un título. Esto de no ser la minita ni ser la novia ni ser la chonga me tenía podrida. Entonces lo apuré. Sé que los manuales de la mujer perfecta dicen que esas cosas no se hacen, pero yo, perfecta no soy. Entonces se lo dije, en el momento que me pareció oportuno. Le dije que quería que sea mi novio. ¿Y saben que me dijo el aparato este? Que sí, que estaba bien. A ver. Chicos. ¿Donde dejaron la viveza que les indica en que momento ser rudos, en cuál románticos, en cuál relajados? Acá estaba poniendo en la mesa mis ganas de formalizar una relación. ¿Y vos me decías nada más que "está bien"? Ya sé que la preguntita es un poco infantil, pero a toda mujer que creció entre novelas románticas y cuentos de hadas le sigue pareciendo un ítem obligatorio en el intercambio mujer-hombre. Entonces, nuevamente, le indiqué que me hiciese la pregunta. Y me la hizo, claro. Y así "formalizamos". Dos minutos después, estaba enroscada durmiendo con él, y no pude evitar preguntarme qué había cambiado. Más bien, si ese nuevo título había cambiado algo. No me sentí con mas derechos, no me sentí con mas obligaciones, no me sentía más enganchada ni más podrida. Pero sí me di cuenta que algo en mí había cambiado. Algo relacionado con el lugar en el que me situaba. Sentí un gran alivio. Algo así como decir "ya está", y de repente olvidé todas mis inseguridades, mis miedos, mis cautelas. Me relajé, digamos. Y relajada como me sentía, a la mañana siguiente, guardé nuevamente el cepillo en mi cartera. Ese que había dejado en su casa la semana anterior. No necesité dejar mi huella en su vida porque, de alguna forma, sentí que ya la estaba dejando.
¿Se acuerdan del grupo que creé meses atrás, buscando un chongo? Que extraño es el mundo. No solo conseguí chongo sino que, además, conseguí novio.-


Llegué, entonces, a la tan temida y, para mí, desconocida etapa en la que me encuentro. Esa que, a causa de la forma ansiosa en que encaré mis anteriores relaciones, nunca me tocó atravesar. Pero hoy, un diez por ciento por mí, y un noventa por el otro, me encuentro acá. Se preguntaran, ¿donde es acá? Bueno, acá es en el medio. Sí. EN EL MEDIO.

Se preguntarán también en el medio de donde. Respondo, entonces, en el medio de ser minita y ser novia. Porque hace rato que dejé de ser minita con Auténtico, como hace rato que Auténtico dejó de ser "un flaco". Mi gente sabe quién es. Tal vez no todos sepan su nombre, pero todos conocen la historia, y todos, en algún momento de las charlas de msn o de los mates me preguntan "¿y con Auténtico como andan?". Nos vemos dos o tres veces por semana. Dormimos juntos, ya no tratando de encontrar la forma, sino encastrando perfectamente un cuerpo con el otro. Conocemos los nombres y las historias de nuestros amigos, de nuestros hermanos y de nuestros sobrinos.  Nos decimos sin cautela que nos extrañamos o que queremos vernos. Todas esas cosas, que con una minita o con un flaco no pasan.

Pero faltan otras cosas. Cosas que nos alejan de ser novios pero nos acercan a ser equis. Todavía hay ciertos manejos cuidadosos que tenemos. Nada de "te quiero". Nada de reclamos ni de exigencias. No compartimos familias ni amigos, más que anecdóticamente. Y sobre todo, no tenemos el título que amerita a que todo eso que todavía da miedo deje de darlo. Sin embargo, esta mañana, y a modo de señal, dejé mi cepillo de dientes en su casa. Accidentalmente, claro. Para ver que pasa. Si se asusta, si lo toma naturalmente, si me lo devuelve o se hace el desentendido. Y esperando, como cualquier chonga que se sienta enganchada, la tan ansiada pregunta, esa que se responde con una sonrisa, con un beso cariñoso y ojos vidriosos. Esa que luego, será comentada con amigas y compañeras de trabajo. Esa que abrirá las puertas a situarse en otro lugar, más relajado seguro, y siempre determinante.

Auténtico, ¿para cuándo el "querés ser mi novia"?.-
Finalmente, volvió. Y volvió bien, como si nada. El viernes a la mañana, muy temprano, me llamó para decirme que estaba acá, y que esa noche quería verme sí o sí. Que si yo no trabajaba hacíamos plan, y si trabajaba me iba a visitar al Roxy.

Trabajé, claro. Y en un momento de la noche, un compañero me dice "Zahira, te llaman". Miro, a la otra punta de la barra, y ahí estaba: Auténtico, haciendo el ridículo, con una remera de Heineken con luces verdes que se encendían al ritmo de la música. Se plantó buena parte de la noche en la barra, haciéndome reír mucho, no dejándome trabajar en lo mas mínimo, persiguiendo a los clientes con el propinero para que me dejen propina.

A las siete de la mañana nos fuimos. Pasamos una mañana increíble donde me reí mucho, y también la pasé muy bien a otro nivel. Y el sábado entero dormimos juntos, muy pegados, muy abrazados, muy enredados.  Le confesé que era mujer de un solo hombre, y él me confesó que tenía la misma política. Nos levantamos recién a las diez de la noche, cuando nos bañamos juntos, y me llevó nuevamente a trabajar.

Estoy tranquila, y muy contenta. Sé que algo encontré en él. Todavía no sé qué.-


Dormí todo el día. El período y una incipiente gripe me sacaron las fuerzas. Y recién, distraída y adormilada, abro los mails y sin ver el remitente siquiera, abro un mail de Auténtico. Un mail "todo bien", un mail como si nada, donde reconoce su desaparición pero la justifica diciendo que fue así con todo el mundo.

Cito, como frase compradora, "te extraño mucho, para peor ayer soñé con vos...al menos así te puedo tener cerca". Y "espero que disculpes mi incomunicación, no se debe a mas que la dificultad de poder conseguir una PC, tiempo e internet para escribir....". Vaaaaaaaaamos Auténtico, ¡que estás en EEUU! ¿No hay PCS en Miami? Te juro que pensaba otra cosa..

Más allá de la credibilidad o no de este mail, lo que muestra es lo siguiente: Auténtico quiso dejar en claro que pese a que haya estado haciendo lo que sea en Miami (que no quiero ni enterarme), a su regreso espera que lo reciba con los brazos abiertos, que todo esté ok y que no hayan reproches.

Lo odio. También lo quiero un poquito.. ¡que fácil que soy de comprar!.-
La cita del domingo fue una cita como corresponde. Etiqueta Roja fue divino. Fuimos al cine y a comer. Me resultó súper atento, todo el tiempo preguntando ¿cenaste? ¿querés cenar? ¿querés coca? ¿querés golosinas? ¿querés pochoclos?, abriéndome la puerta, dejándome pasar primero, me busco por casa y también me trajo de vuelta. Es oriundo de San Nicolás, casi ingeniero y tiene una pequeña empresa. Sería un buen partido.

Pero..

.. no es Auténtico.

Así que llegado el momento en el que me dejó en casa, me hice la desentendida a la hora del beso, le dije que me había divertido mucho, enfilé al cachete, y me bajé del auto. Él asumió que íbamos a volver a vernos. Yo creo que no.

Con esto no quiero decir que Auténtico sea irremplazable, ni que esté enamorada, ni que me sienta culpable. Simplemente, que nunca pude ser de esas mujeres que salen simultáneamente con varias personas. Yo, claramente, no puedo. Para mí, introducción, nudo, desenlace. Y recién ahí el próximo. Auténtico, si bien hace diez días (¿nada más? siento que pasó más tiempo) que está desaparecido, no tuvo su desenlace. No puedo, hasta no darle un fin, entregarme a conocer a nadie más. También pienso que, tal vez, esté apurándome al ponerme tan determinante y elegir darle un final, cuando, todos sabemos, es algo que no quiero. Pese a su ausencia Auténtico me gusta, y mucho.

Mañana se estaría tomando el avión de vuelta, y el jueves estará arribando a Buenos Aires.

¿Llamará al llegar?.-


Me cansé. Me harté. Me agoté. No te espero más, Auténtico. Faltan pocos días para su regreso, pero estoy tan indignada, enojada y herida en mi orgullo, que no lo espero más. Estoy abierta a su regreso y la continuidad de la relación, pero elijo no dormirme en eso.  Porque sigo siendo realista y sigo entendiendo que el señor está desaparecido.

Ayer, entonces, y con este pensamiento en la cabeza, llegué al Roxy y, después de armar la barra, le dije a una compañera, Satanito, que esa noche iba a conocer a un chico muy lindo y de él iba a conseguir una cita para el lunes.

Y apareció entonces uno de mis clientes, de esos que van todos los fines de semana, piden Etiqueta Roja o champagne con speed y dejan propina, preguntándome nervioso si hoy quería ir al cine. No dudé ni un segundo y le dije que sí. Le dejé mi teléfono. Y hoy me llamó, varias veces, hasta que me digné a responder. En menos de una hora me pasa a buscar. La premonición funcionó, solo le erré al día. No sé si estoy contenta, pero sí estoy menos tranquila.

Proclamo, como diría Satanito: Auténtico, la tenés ATRODEN.-
Ocho días de la partida de Auténtico. Aún no ha dado señales. El miércoles pasado, en un momento de cordura, aprovechando que no estaba siendo dominada por la ansiedad ni la indignación, le mandé un mail desestructurado donde le pregunté cómo le estaba yendo y le conté acerca de mis días. De más está decir que hoy, sábado, todavía espero su respuesta.

El punto es. Ocho días es bastante. No es mucho, pero es suficiente para que su ausencia de contacto me haga ruido. Los interrogantes ya formaron parte de mi vida. No la dominan, pero están ahí, aun sin respuesta. Y apareció uno nuevo, más fuerte, mas grande, mas avasallante. Un interrogante que entre gigantes signos de interrogación proclama: ¿y si no nos vemos más? Porque los viajes son así, sobre todo al comienzo de las relaciones. O te unen, o te separan. Y no quiero ser pesimista, pero no puedo dejar de ser realista. Ocho días sin novedades tiran mas para la separación que para la unión. En el supuesto caso que no pase nada, y simplemente haya colgado en una playa de Miami, tengo preparado mi reclamo (¡si seré histérica!), y reza así:

Auténtico. Pensé que en Estados Unidos habían computadoras, pero parece que no.. digo, porque ni un PUTO mail fuiste capaz de mandarme. FORRO.-


Han pasado cinco días de la partida de Auténtico, y aún no ha dado señales de vida. No llamó, no mandó mail, no mandó inbox ni muro ni carta ni postal ni señal de humo ni nada que se le parezca. Confieso estar bastante ansiosa. Encima, la pronta llegada del a veces odiado y a veces amado período no ayuda. Ataca la angustia oral y la afición por el pucho.

Todavía falta una semana para que venga. NO ME SOPORTO. Me pregunto si debería dar el paso yo, mandarle un mail preguntándole si llegó bien o como la está pasando. Pero temo pecar de impaciente, temo invadir su espacio o apurar sus tiempos. Es tan difícil entender al otro cuando todavía no lo conoces. Cuando "no tenés derecho".

Y me pregunto, ¿qué es TENER DERECHO? ¿quién lo tiene? Tantas, incontables veces, oí de mi boca o de la boca de otras mujeres la trilladísima frase "no puedo decirle nada porque no soy la novia, no tengo derecho". ¿Las novias SÍ tienen derecho? Y en tal caso, ¿qué derecho tienen? ¿con que vara se mide el derecho que rige sobre otro? Nadie debería tener derecho sobre nadie, ni siendo chonga ni siendo filita ni siendo novia ni siendo esposa. La otra persona es un ser aparte, el ÚNICO que tiene derecho sobre sí. Entonces, querida (y este querida va, sobre todo, para mí), quedate en el molde y dejá al otro ejercer. Si tiene ganas de escribirte, lo hará, está en todo su derecho. Como también lo está para no escribirte nada.

¿Y mis derechos? ¿quién vela por ellos? ¿el chongo tiene derecho de decirte que va a extrañarte, pero luego manifestar lo contrario? ¿cuán derechas estamos las mujeres, a veces, tantas veces, cuando dejamos que un hombre en nuestra vida nos tuerza tanto? Porque yo venía derechito, pasándola bien, riéndome de todos los PELOTUDOS que pululan por el mercado, hasta que aparece este señor y me desvía de mí. Entiendo, sí, que no es su culpa, sino la mía por dejarme torcer. Reconozco, también, que pongo toda mi energía en tratar de estar más relajada. Pero cuesta. Y nosotras, las mujeres, y sobre todo las mujeres histéricas, lo sabemos más que nadie.

Con estas retorcidas palabras, cargadas de interrogantes, termino mi cigarrillo y sigo preguntando, ¡¿POR QUÉ CARAJO NO LLAMA?!.-


Hace dos días que Auténtico se fue de viaje. Nos vimos el miércoles, donde tuvimos una auténtica cita con cena, tango en Almagro, y una hermosa noche de besos y abrazos. El jueves dormimos hasta tarde acurrucados uno con el otro. El viernes, me llamó antes de irse, para hablar un rato, decirme que me cuide y que me iba a extrañar. Y después se fue. Hoy es el primer día que lo extraño. Me esperan dos semanas de aire para respirar sola, sin temas de horarios, mañanas a las corridas, ni depilación.

Y acá aparece un momento recurrente en mi vida, casi un deja vu, que es EL VIAJE. El momento donde el otro se desprende de una por días, semanas o meses, en otro lugar del mundo, alejado de la cotidianidad del mensajito de texto, de la llamada telefónica, del verse cada dos o tres días. El momento donde a una le aparecen montones de preguntas. ¿Se portará bien? ¿debo portarme bien? ¿y si no me extraña? ¿y si no vuelve? ¿y si le pasa algo? ¿y si conoce a otra? ¿o se da cuenta que quiere estar solo? ¿y si al volver no quiere verme más? Interrogantes malditos que se asoman, al principio, tímidamente, luego con un poco más de confianza, y finalmente no dejan dormir. Recuerdo en mi relación anterior, que mi pareja se había ido de viaje un mes a Europa. Me llamaba todos los días, incluso varias veces por día. Se conectaba, me mandaba mails, chateábamos. Incluso me mandó postales y cartas, y volvió con un montón de regalos de cada ciudad que había visitado. Sin embargo, yo no podía dejar de llorar. Realmente la pasé muy mal, y todo lo que restó de la relación le reclamé el tiempo que me había dejado sola, que me había "abandonado". Me SENTI realmente abandonada. Y al mismo tiempo, claro está, me sentí una PELOTUDA.

En este caso las cosas son distintas. No lloro, ni voy a llorar. Tampoco me siento abandonada, y mucho menos una pelotuda. Hace poco tiempo que nos conocemos con Auténtico. Me gusta y MUCHO. Nos llevamos bien, pero no hay compromisos. Sin embargo, no puedo evitar que todos esos interrogantes ataquen momentos como éste, donde vuelvo sola del Roxy, habiéndome divertido horrores, pero sola al fin. Con ganas que me abracen, que me besen,  ganas de acurrucarme en una axila para dormir contorsionada pero plena. Y encima, el otro hijo de puta la debe estar pasando diez. ¡QUE BRONCA!

Auténtico: más te vale que me extrañes, y mucho. Acordate de mí. Y comprame algún regalo.-


 
Bueno. Retomemos esto. Mi vida frente a la aparición de un ser del sexo masculino dio un giro de 180 grados. No es que me haya cambiado la vida en todo aspecto, pero hay ciertas cosas que se complican. Como escribir todo lo que me pasa por la cabeza un día cualquiera.

Ejemplifiquemos el día de hoy. Me despierto con dos mensajes de Auténtico. Ambos los mandó después de acostarme, en el primero me preguntaba cómo me había ido en mi día, y en el segundo me preguntaba si estaba viva o me habían comido las palomas. El día, por lo pronto, empieza bien, fijando el pensamiento en "me extraña, indefectiblemente".

Mi mañana continúa, y cerca del mediodía le respondo esos mensajes, diciéndole que se evidencia que no puede vivir sin mí, a lo cual responde acerca del plan de vernos hoy. Mi cabeza registra "sí, evidentemente me extraña, y ADEMAS no puede vivir sin mí".

Apenas unos segundos más tarde, mi cara y mi estado anímico se transforman.  Frente a mi propuesta de NO hacer algo tranqui hoy (aclaremos: hace tres semanas que nuestros encuentros se limitan a que pase a buscarme, me lleve a su casa, comamos algo y durmamos juntos), me responde que el día se está complicando y que tiene que cenar con el padre, por lo cual me pasaría a buscar más tarde. Asumo, pues, que me buscará nuevamente para ir a la casa, NI SIQUIERA cenar juntos, enterrar el pinocho un rato y dormir, para mañana despertarnos sobresaltados con el despertador, salir a las corridas sin desayunar siquiera y que, con suerte, me deje en casa antes de irse a nadar, trabajar, hacerse una ergometría, o cualquier otra extravagancia que se le ocurra. Obviamente, pienso "capaz me extrañe, pero capaz también me vea por obligación, Auténtico y la rep.. madre que te parió".

Las siguientes horas transcurren de la siguiente forma: post en el Facebook de mi malhumor, debates telefónicos con amigas, debates cibernéticos con un primo en San Nicolás, un amigo en Canadá, más amigas, conocidos, seguidores de este señor que altera mi existencia e intriga a algunos cuantos, incluyéndome, con el desenlace.

Finalmente, o casi, luego de unas horas y unas cuantas cagadas a pedos, bajo un cambio y me resigno a que, tal vez, no nos veamos. O si nos vemos, tenga que conformarme con dormir con él nada más, porque trabaja, porque tiene que cenar con el padre, porque en unos días se va de viaje por dos semanas, porque tal vez soy demasiado pretenciosa. Y le digo, entonces, que si se le pasó el pánico me avise cuando resuelva como va a manejar su día.

Acaba de llegarme un mensaje suyo, mientras escribo esto, mientras escucho boleros de Pablo Milanés. Aún no sé que dice. Veamos. ¿Que me dice? Me dice que listo. Que pasó la cena con el padre para mañana. Que las cosas van tomando color. Y me pregunta, para rematarlo, qué tengo ganas de hacer.

No sé si quererlo o si enojarme por ser el bueno de la película, y yo la histérica pretenciosa que no cede nada y que nada le alcanza. En conclusión: las mujeres somos un torrente de emociones que ustedes, hombres, pueden desatar en tan solo segundos, con una frase y hasta con solo una palabra.

La verdad, ¡NO LOS SOPORTO!.-
Para todos aquellos que decían que, evidentemente, el señorito tenía un problema: ayer fui a la casa de Auténtico y CONCRETAMOS. ¡Al fin, nene! Y problemas, no tiene. Confesó que le costaba mucho sentirse cómodo con una persona que estaba conociendo. Pero le puso mucha, mucha onda.
¡Qué cagada! La estaba pasando tan bien sola, y aparece este pibe que me gusta tanto, tanto, tantísimo. Era obvio.-

Auténtico, finalmente, apareció. Ayer lunes a la mañana le mandé un mensaje que decía que extrañaba sus mensajitos, y si le pasaba algo. Me respondió que se había borrado mal, se había dado cuenta, pero que había estado haciendo otras cosas y que no le había dado bola al celular.  Que también me había extrañado. Ahora digo. Si tanto extrañaste, ¿cómo puede ser que no le hayas dado nada de bola al celular? Y en tal caso, ¿cómo no mandaste ningún mensaje si estabas extrañando?
No importa. A la noche me pasó a buscar, como habíamos quedado, e hicimos plan de fin de mes: cocinamos juntos, comimos, y chapamos mucho. Mucho, muchísimo. Llegamos al punto donde pasa O PASA. Y entonces, fui yo la que se dio el gusto de decir "pará". Y tuve que decirle, también, que había elegido mal momento para que pase. Simplemente, gente, ME VINO. Así que, como yo sabía, NO PASÓ. Dormimos juntos, abrazados, luego de largas sesiones de besos y cachondeo.
Abro entonces un capítulo al llamado "tomar distancia". LA DISTANCIA. Algo que a muchas mujeres nos angustia tanto, y que a casi todos los hombres pareciese no importarle. Para el hombre, la distancia es algo natural. Se da cuando se distraen jugando al futbol, a la Play, al Paintball, cuando salen con los amigos, cuando miran la tele, cuando hacen prácticamente cualquier cosa. Dejan el celular metido en la mochila, el msn en "ausente" y la cabeza en un cajón. Y durante horas, días, fines de semana enteros, se olvidan de nosotras, las chongas, las novias, las esposas. A nosotras, mujeres, eso no nos pasa. Podemos estar absortas completamente en cualquier actividad, que siempre tenemos el celular encima "por si pasa algo". Y estemos haciendo lo que sea que estemos haciendo, nunca dejaríamos pasar más de diez minutos para contestar un mensaje de ÉL.  Como en mi caso, que vivo con el celular metido en el corpiño "por si alguien se acuerda de mi". ¡Sea quien sea! Chongo, madre, amiga, compañero de trabajo, hoy duplicás, mandá TAROT al 2020. No importa. Lo que importa es, siempre, estar comunicadas.
Y acá nace otra diferencia: la comunicación. Nosotras SIEMPRE necesitamos estar comunicadas. Siempre queremos saber qué le pasa al otro, qué quiere hacer, qué siente, qué está pensando. "Hablemos". La palabra como pilar fundamental de nuestras vidas y, sobretodo, de nuestras relaciones. Mientras al pobre macho lo único que le interesa es saber que una está viva (en el mejor de los casos), y si el domingo lo vamos a dejar en paz para poder ir tranquilo a la cancha. Como ayer, anoche, cuando le dije a Auténtico por que se había puesto distante el fin de semana. Esperaba alguna respuesta del estilo "vamos demasiado rápido" o "necesitaba estar solo" o "no me gusta estar tan encima". Pero no. Me reconoció, sí, su distancia, pero la atribuyó a que simplemente "estaba haciendo otras cosas". Estaba entre amigos, en familia, descansando. ¡Estaba en otra! Y yo, mientras, pensando QUE CARAJO le había pasado.
Las mujeres, entonces, analizamos, pensamos, y mambeamos demasiado. Los hombres, más simples, se abocan a lo que hacen, con exclusividad. Y de la misma forma que desconectó el teléfono ayer, cuando me recibió en su casa, desconectan sus cabezas frente a cualquier otra actividad.
Sería bueno tener esto más en claro. Para, así, poder disfrutar también nosotras, con el celular apagado en el fondo de la cartera, sabiendo que en algún lugar del mundo el otro está, sin necesidad de estarnos encima.
¡Qué fácil que parece todo! Pero no lo es. Hoy, ya lo extraño.-

¿Cómo una puede depender tanto de un mensaje de texo? Si te mandó, si no te mandó, si le mando, si no le mando, qué le pongo, qué me puso.. horas enteras hablando con amigas, amigos, hermanas, compañeros de facultad, de laburo, con cualquiera, tratando de entender que hay detrás de seis palabras escritas desde unas diminutas teclitas. Palabras que no tienen mucha más ciencia que un "hace mucho que no nos vemos"  o "¿cómo estás? ¿cuándo te veo linda?" o "te quiero en mi cama conmigo". Boludeces. Queridos y sobretodo queridas: lo que dice es lo que es, no den más vueltas.
Qué decir cuando no te manda y andás contando las horas que pasaron desde el último que le mandaste, pensando si lo que le pusiste no habrá sido una metida de pata, si capaz no lo recibió, si se habrá quedado sin crédito, si está con otra, si le robaron el celular o tal vez se quedó dormido.. probablemente ni lo haya visto, y vos haciéndote la cabeza con que quedaste como una PELOTUDA por decirle que lo extrañabas. Realmente, SOS UNA PELOTUDA por andar pensando tantas PELOTUDECES en torno de algo tan simple como que no tenía ganas de hablar y punto.
Finalmente, pobres de nosotras cuando el celular suena, después de eternidades enmudecido, mientras nosotras nos comíamos las uñas, los pelos, le gastábamos las teclas a la PC contándole a nuestras amigas que el chongo no responde, nos trepamos de las paredes incluso.. entonces suena.. lo agarramos convencidas que es un mensaje de ÉL.. y nos encontramos con el mensaje HIJO DE PUTA del 1612.. ¡HOY TRIPLICÁS! O por qué no, el FORRO del 2020 "MANDÁ SUDÁFRICA AL 2020".
Gente. A Auténtico lo vi el jueves y estuvo todo perfecto. Comimos juntos, fuimos a escuchar jazz, nos besuqueamos en el auto. NO concretamos. Me dijo que me guarde el lunes. Pero desde el viernes que anda desaparecido. No manda mensajes, y yo no quiero mandarle. Pasé de despertarme cada día con un mensaje suyo a encontrarme cada día con un celular triste. Y yo, también estoy triste.
Ustedes, ¿qué dicen? ¿le mando, o no le mando?.-

El viernes estuve en el Roxy. Auténtico me empezó a mandar mensajes a las dos de la mañana, primero diciéndome cualquier cosa, después fue virando hacia el "estoy en tal lado, pero me gustaría estar con vos..". Ya fue, dije yo. El típico mensaje de madrugada de fin de semana, donde los chongos recorren la agenda telefónica en busca de chongas que muerdan el anzuelo. No soy tan pelotuda. A ver. Creo que ninguna de nosotras es tan pelotuda. Todas captamos el mensaje pro enterrada de pinocho. De ahí, algunas acceden, algunas no. El viernes, yo no sabía si acceder. Sinceramente, tenía ganas de enterrada de pinocho. Pero por otro lado, es de saber popular que el 90% de las veces, cuando se accede a la llamada de emergencia, las chances de segur viéndose con el muchacho son mínimas. Y, la verdad, Auténtico me gusta.

Finalmente accedí. Cuando cerramos la barra, me tomé un taxi y fui a su casa. Eran las ocho de la mañana. Me abrió con un pijama violeta de Guitar Hero. ¡Es un chiste! Subí al departamento, lo recorrí, me mostró cualquier cosa.. hasta que llegó el momento..

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¡DE JUGAR A LA PLAY!

¡Dos horas jugando a la Play juntos! ¿Alguien me explica que está pasando? Tenés a una chonga en tu casa, un viernes a la mañana, con escote prominente, ¿y se ponen a jugar a la Play? No podía creerlo.

Cuestión. Se hicieron las diez de la mañana, y pensé "bueno, tal vez simplemente sea tímido". Entonces arranqué a besuquearlo. Que se entienda, nos besuqueamos mucho, mucho, muchísimo, tirados en el sillón. La cosa se puso sumamente quenchi. Hasta que sugerí si me invitaba al cuarto. Y allá fuimos, a seguir besuqueándonos, a seguir poniéndonos quenchi. Y entonces..

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Me dijo..

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"PARÁ PARA. NO QUIERO QUE SEA ASÍ, QUIERO QUE SEA DE OTRA FORMA. ME PARECE QUE CONGENIAMOS MUY BIEN"

¡FAAAAAAAAAAAAAAAA! ¿QUE CARAJO ESTÁ PASANDO? TENÉS UNA MINA ENTREGADÍSIMA EN TU CASA, QUE SE TOMÓ UN TAXI PARA VERTE DESPUÉS DE LABURAR TODA LA NOCHE, Y VOS ¿QUERÉS QUE SEA DIFERENTE?

Debo reconocer que le vi el lado romántico a la cosa. Las mujeres somos así de pelotudas. "Ayyy que dulce,  quiere una cena a la luz de las velas escuchando a Diana Krall, tomar vino en el balcón mirando la luna, y después llevarme de la mano a la cama.. ¡¡ cubierta de pétalos de rosa!!". Pero, Queridísima, con su cinismo, simplemente expuso que, evidentemente, Auténtico "algún problema tiene que tener".

Bueno. Después de su confesión de querer que sea de otra forma, nos besuqueamos un rato más, después desestructuramos un toque y empezamos a reírnos, como de costumbre. Finalmente, dormimos juntos, abrazados. Y al otro día nos seguimos riendo, comimos juntos, y a la tarde me dejó en casa.

Seguimos mandándonos mensajitos todos los días. La verdad, todavía no entiendo que pasó el viernes. Necesito opiniones.

Si son masculinas, mejor.-


Esta semana, leyendo un libro feminista sobre relaciones de pareja (que más podía leer), descubrí algo esencial para  MIS relaciones, y es el llamado PATRÓN AMOROSO.
A ver. Todos tenemos un patrón. El hombre es un poco más básico, a la hora de llevarse a la cama a una mujer busca "modelitos" o "tetona y culona", y listo. No hay mas vuelta. A la hora de llevar una chica a la casa puede llegar a ser un poco más complejo, pero no sale mucho de la  llamada "chica de su casa". Se terminó. Pero las mujeres, con tanta histeria encima, tanto desconformismo, tanta vuelta, tenemos cada una de nosotras un patrón, a veces oculto, a veces demasiado evidente, de lo que esperamos en un hombre.
Tengo una amiga que siempre buscó "chicos bien". Buen laburo, buen auto, buena familia, grandes ambiciones, grandes regalos, grandes viajes. Ninguna boluda. No era interesada, no. Lo suyo era amor genuino: se enamoraba perdidamente de aquel hombre celoso, posesivo, súper protector, que podía darle todo lo que quería, consentir todos sus caprichos, tratarla como una princesa. Hoy día sale con un chico con velero y Hilux. ¡Que me cuentan!
Otra amiga, confiesa tener un patrón muy marcado, y altamente evidente: rollingas músicos de quienes cuidar, adictos a las drogas, familieros. Hombres con los cuales poder ser madraza, con quienes compartir pasiones como el rock y Capusotto, la birra y los amigos.
Una tercera, Pegame, se identifica con chicos del tipo que le caen bien a todo el mundo, medio buenudos, chicos para reírse y compartir. Hoy sale, claro está, con un chico tal cual.
El tema es que yo no encontraba mi patrón. Entonces, como suele pasar cuando uno menos busca, lo encontré: extraños. Seres que me muestren una forma de vida que desconozca, que tengan pasiones raras, manejos diferentes a los míos. El tema, es que pasado un tiempo, ese extraño se vuelve familiar, y es entonces cuando deja de interesarme. Que pesada, Dios mío.
Aparece entonces Auténtico, con su vida resuelta, con su Guitar Hero, con su paintball, su afición al deporte, al paracaidismo, sus ambiciones extrañas. Y me gusta, pese a ser la antítesis de lo que pensé me fuera a gustar. La vida da vueltas extrañas, como Auténtico. Pero, pienso.. ¿llegará el momento donde lo raro se vuelva cotidiano, y me guste? ¿o superaré mi dañino patrón para poder mantener algo en mi vida? Ya sabré.
Ahora. Pasó algo muy raro con él el viernes. Me dejó helada, estupefacta, extrañada, insegura, dubitativa, pero profundamente interesada en él.
Mañana, lo contaré.-


Ayer tuve un encuentro extraño. Es un encuentro reiterado, que cada vez que se produce me indica algo preciso. Muy raro.

Estaba en el Roxy apoyada en una barra, del lado de la pista, esperando que abriese donde yo trabajo. Estaba tomando una Coca, y mirando una banda tocar. Cuando de repente, se me acerca un ser del sexo masculino, diciéndome "perdoname, ¿sabes si esta barra está abierta?". Lo miré y no lo podía creer. Grité su nombre con una sonrisa en la cara. Nos dimos un abrazo largo, larguísimo, y muy apretado, de esos cargados de emoción y cariño.

Su nombre es Doble N, y fue mi novio cuando teníamos solo dieciocho años. Salimos solamente un año, pero nos divertimos muchísimo, nos quisimos muchísimo, nos abrazamos muchísimo. Nos dejamos en una charla de café, donde dijimos que preferíamos estar solos. Pero fue tan natural, al igual que toda la relación, sin peleas, sin engaño, sin rencores, sin resentimientos. Fluyó con simpleza, y siempre nos mantuvimos mucho cariño.

Ahora pasa lo siguiente. Las veces que esta persona apareció, fue cuando comencé alguna relación. Buena, mala, larga, corta. Siempre que aparece es JUSTO en el momento que estoy conociendo a alguien. Y pienso, después de tanto tiempo, cuando finalmente aparece alguien auténtico que me agrada, que me atrae, que me devuelve a la ilusión, Doble N está presente ahí, de nuevo, abrazándome, sonriéndome, queriéndome, como siempre.

Abriré luego un capítulo dedicado a los ex. Hoy estoy un tanto sensiblera. ¡Ah! Auténtico no para de mandarme mensajes, y me dijo que mañana me formaliza la propuesta de próxima salida.

¡Já!.-