Termina, nuevamente, diciembre. Como todos los años, con mucho calor, gente histérica en las calles tocando bocina y comprando regalos a último momento, ensalada rusa, vitel toné, garrapiñadas, fuegos artificiales, cansancio, ansias por las vacaciones, alcohol, nostalgias. Como siempre, llega el momento de hacer balances. Tal vez debería hacerlo en una semana, cuando estemos en el último día de este 2010 que, al menos para mí, ha pasado sin muchas penas y con algunas glorias.

Comencé el año desesperanzada. La tristeza que me trajo el 2009 perduraba en mi alma. El desencuentro, la poca fe, un poco de conformismo, algunos aspectos que fueron desvaneciéndose a lo largo de los meses con la llegada de nuevos aires, nuevas gentes, nuevas esperanzas.

Sabemos todo lo que me ha pasado en cientos de días. He tenido algunas citas memorables. ¿Recuerdan al Chico con Plumas, al Chico de las Cinco y Cuarto, a MTH, a Polera Negra, a Etiqueta Roja, y a nuestro adorado Auténtico? ¿recuerdan mi enojo con el sexo masculino en aquel mayo, cuando comencé estas columnas aburrida, un feriado, cansada de todo? ¿recuerdan ciertas reflexiones acerca de la pareja, de la soltería, de la histeria? ¿Notaron como, en meses apenas, pasé de ser una desesperanzada mujer enojada con el mundo, a ser una enamorada de la vida que muchas veces no se soporta?

He conocido mucha gente nueva que me trajo muchas risas, mate por medio, fernet por medio. Gente de la facultad, gente del Roxy, amigos de amigos. Personas que de a poco dejaron de ser "compañeros" o "conocidos" para ser GRANDES AMIGOS. Amigos que soportaron mis peores momentos, y también los mejores. Que escucharon hasta el cansancio mis angustias, mis relatos, mis interrogantes, y que, conjuntamente conmigo, han encontrado respuestas.

Este 2010 me trajo, además, nuevos trabajos, materias aprobadas, un nuevo amor, terapia, algunas noches memorables, quilos de más y, sorprendentemente, ninguna lágrima.

Sin mucho más que decir, y evidentemente muy sensible por mi período y la época festiva, quiero desearles a todos un hermoso fin de año, unas maravillosas fiestas, y un "próspero año nuevo", lleno de amistad, amor, y sobre todo, paz.-



Hay ciertos aspectos de mi relación con Auténtico que no me están gustando. Ya sé, dirán que la histeria me domina. La verdad que yo tampoco estoy muy conforme con esto, pero no puedo manejarlo. Debo volver a terapia para entender qué es lo que me está pasando. Trataré de descifrar ahora al menos la punta del iceberg de la angustia que me está dominando.

Comencemos por contar algunos acontecimientos que sucedieron en la última semana. En primer lugar, de golpe, porrazo, y en poquitos días, conocí a su familia entera, al párroco de la iglesia del padre, a todos sus amigos, al primo, a su estado de embriaguez. El conoció, también, en un solo día, a todos mis amigos, los novios de mis amigas, mi casa, y mi estado de embriaguez. Aclaremos, para quienes no lo saben, que el sábado pasado festejé mi cumpleaños, lo cual ameritó a semejante ola de presentaciones. No quiero dejar de apreciar que su familia es divina, el párroco parece bueno pero es aburrido (al igual que los temas de conversación que se tocaron en la mesa en la temida cena de presentación, y en los cuales no participé en absoluto), sus amigos son muy divertidos y, por supuesto, auténticos, su primo es un genio y su estado de embriaguez, decadente y algo triste. De más está decir que mis amigos son impresionantes, sus novios unos santos, mi casa está hecha pelota, y mi estado de embriaguez es, como mínimo,  decadente y algo triste.

Qué podemos extraer de todo esto: que la cosa se está poniendo muy seria. Estoy contenta. Sé que es lo que estaba buscando, sé que he pasado mucho tiempo sola desde mi última relación y que tuve tiempo de disfrutar de mi soltería, pero también sé que, al encontrarme con una persona, siempre se prende en mi cabeza una luz, una alarma, un interrogante que reza: ¿y si no hay más que esto? ¿y si esta es la persona con la que voy a pasar toda mi vida? ¿y si se terminaron las citas, las sorpresas, la paz de no tener que rendir cuentas a nadie, y en su lugar llega el conformismo, la rutina, la costumbre? ¿y si se pierde la conquista para dar lugar a los pedos, hacer caca con la puerta abierta, el malhumor? Cual histérica que soy, siempre tendré el desconformismo a flor de piel, siempre me preguntaré si no hay algo más, si no estoy equivocada, si estoy destinada a vivir buscando cosas que nunca se encuentran, o que están siempre en el lugar donde no estoy.

Pero por otro lado, y desde mi última relación, apareció en mi vida un interrogante más fuerte, mas grande, más inquietante. ¿Y si después del amor llega el dolor? Y por esta pregunta, no puedo relajarme.

En otro lugar de mi angustia, tenemos la siguiente situación. El primo de Auténtico, llegado de Alemania, se queda a vivir con él por muchos días. No voy a ponerme en bruja: es un primo que viene de muy lejos, que quiere mucho, que extrañaba, y quieren compartir. Me parece razonable y lo comprendo. Pero lo que me angustia de esta situación es lo siguiente: durante muchos, muchos días, no voy a tener la oportunidad de tener un momento de intimidad con la persona que quiero. Y no por que no haya forma de encontrarlo, sino porque sé que Auténtico no va a buscarlo sino que va a dejarme en un segundo plano. Ayer, en un momento, le planteé al oído esta situación, muy sutilmente, a lo que me respondió que "eran unos días nada más". Pero para mí, esos días "nada más" significan muchas otras cosas. Me trasladan a un pasado en el cual no solo pasé a un segundo plano en mi relación, sino a un tercero y hasta cuarto lugar. Y recuerdo lo triste que estuve, cuanto lloré, cuánto dolor sentí, porque fui quedando cada vez más alejada del centro, hasta que dejé de formar parte de la vida de la persona que amaba, de la casa en la que convivimos, de los proyectos y sueños que alguna vez tuve (¿tuvimos?). Tal vez estoy exagerando, tal vez simplemente sean "unos días nada más".. pero aún no lo sé.

Hay algunos aspectos más que me angustian, pero no estoy ahora en condiciones de contarlos. Me siento realmente muy triste, incluso para seguir escribiendo. Pido perdón por haberle quitado a este blog su esencia divertida mutada a enamorada, para pasar a escribir una reflexión psicoanalítica de lo que me pasa, pero no puedo evitarlo. Me siento tan mal..

Tal vez, simplemente, me esté por venir.-


Estoy bastante triste. No sé si debería estarlo, pero lo estoy. Ayer  tuvimos la primer "pelea" con Auténtico, que no fue una auténtica pelea, sino más bien un brote de escenas ridículas por motivos ridículos. Seré breve a la hora de relatarlo.

La salida comenzó mal. Pasó a buscarme mucho después de lo que esperaba, por lo cual yo me encontraba, al menos, ofendida. Compramos comida y fuimos a la casa, nos tiramos en el sillón y prendió la tele mientras cenábamos.  Todo ese tiempo, desde que llegó a mi casa, hasta que llegamos a la suya, estuvo pelotudeando con su nuevo iPhone, a cada rato le llegaban notificaciones de Facebook al maldito aparato, notificaciones que miraba sin reparo. Y yo sentada, en el sillón, comiendo mis papas fritas, pensando que carajo hacía con un flaco que está priorizando, en el momento que tiene una mujer al lado, aparatos y tecnología que TRANQUILAMENTE PODÍA EXPLORAR CUANDO ESTUVIESE SOLO.

Me atacó, entonces, un enmudecimiento, que fue transformándose en una leve tristeza, que fue convirtiéndose en una profunda angustia.  Y de repente sentí ese agujero en el pecho que se me hace tan familiar, ese agujero que da ganas de pararse e irse, sin reparar en lo histérica que pueda llegar a quedar. Irse simplemente a casa, a tirarse en la cama y fumar mientras se llora sabiendo que las cosas no volverán a ser lo mismo. Y previendo ese horrible momento, me anticipé y le dije, simplemente, que no era lo que quería, que no esperaba que nuestra relación fuese "juntarnos a mirar tele" (lo escribo y sigo pensando que una relación así no solo es deplorable, sino también que está muy lejos de lo que busco), que odiaba su nuevo celular (está bien, acá fui y sigo siendo bastante pelotuda, pero realmente era una invasión). Como Auténtico es conciliador, y por eso lo queremos, dijo las palabras adecuadas para quedar bien, para quitarle dramatismo a mis sentimientos, y finalmente, me dijo que hoy íbamos a tener una cita para contrarrestar el estar pasando tanto tiempo en su casa sin hacer nada. Mi angustia persistió un rato, pero después de unos minutos estaba riéndome nuevamente y teniendo sexo, conectada, profunda, plenamente.

¿Me siguen hasta acá? Bueno. Porque ahora viene el momento de la ridícula escena, esa escena que he criticado tantas veces en mis columnas, esa escena que recordamos superadas cuando estamos solteras pero que no podemos evitar hacer cuando estamos en pareja. ¿Que fue lo que pasó? Que el señor, nuestro querido Auténtico, agarró el celular en el momento donde se suponía debíamos estar abrazados, todavía regocijándonos en nuestros orgasmos.. ¡¡Y SE PUSO A PELOTUDEAR!! IMAGINENSE MI CARA. Por favor, IMAGINENSELA. Loca, me puse, es poco. Mi venganza, y acá no puedo evitar reírme a recordarlo, fue hurgarle el ombligo, sabiendo cuánto lo impresiona. A lo que él, simplemente, ¡¡se ofendió!! NO LO PODIA CREER, me acuerdo y NO LO PUEDO CREER. Pero lo peor es lo siguiente: el momento en el cuál se desató mi histeria al máximo, el momento en el qué sentí una tensión máxima, que créanme que existió, y simplemente, ¡ME VESTI Y ME FUI! Yo no lo puedo creer, me acuerdo y no lo puedo creer, mientras lo hacía no lo podía creer.  No puedo dejar de pensar lo excesivamente pelotuda que fue esa escena de histeria y neurosis desatada, simplemente, por un maldito celular. Entiendo que mi reacción fue innecesaria y desmedida, pero entiendo también que si tu novia está en tu casa no podés estar pelotudeando en Facebook con el celular, no podés estar tirado mirando películas de hombre, no podés estar haciendo absolutamente NADA de lo que vos, Auténtico, estás haciendo. Al menos no conmigo.  Conmigo, las dos veces por semana que me veas, tenés que tener puesta toda la energía en mí, solamente, por esas veinte horas semanales que me dedicás. Creo no estar excedida en exigencias.

De todas formas, luego de irme y llamar el ascensor, tuve que volver y tocar el timbre, porque me había olvidado el celular (¿consciente o inconscientemente?) y no podía llamarme un taxi. Claro está, que así como entré a su casa me desnudé y me acosté con Auténtico nuevamente, y dormimos abrazados después de conectarnos nuevamente.

Lo que ahora me tiene triste es lo siguiente: he cruzado la barrera, esa temible barrera que indica que nunca más seremos esa pareja del comienzo, donde todo es risas, consideraciones y educación. Mas bien, hemos abierto una puerta que puede llevarnos directo a una serie de escenas, peleas, reclamos, y demases condimentos tóxicos, que solamente terminan con el fin de la pareja.

En fin. Ese es el motivo de mi tristeza. Les dije, ¿no es ridículo?.-


En la madrugada de anoche no me soporté. No es la primera vez que no me soporto, lo admito. Tampoco es la primera vez que no me soporto por este motivo. Y el motivo es, simplemente, lo asquerosamente cursi y sensiblera que me pongo después de la enterrada de pinocho. Digamos, lo PELOTUDA que me pongo.

Analicemos. Te encontrás con tu novio, chongo, amante, filito, pinocho. En su casa, en la tuya, en el telo amigo, en cuántos otros lugares. Se revuelcan, como tiene que pasar, durante algunos minutos o algunas horas, y con un poco de suerte, y el entrenamiento adecuado, ambos llegan al exquisito orgasmo. Terminan, y si terminan los dos, enredados entre las sábanas, con la piel brillosa de sudor y los cachetes sonrojados, se fuman un cigarrillo, o simplemente se abrazan, o tal vez ni se toquen, pero se miran profundamente a los ojos.. y ahí te pasa. ESE ES EL MOMENTO. El terrible momento donde tus neuronas y tus hormonas colapsan, tal vez movilizadas por un exceso de endorfina en sangre, y te sentís profundamente..

ENAMORADA.
CONFUNDIDA.
EMOCIONADA.
TE QUERÉS MUDAR CON ÉL.
TE QUERÉS CASAR CON ÉL.
QUERÉS TENER HIJOS CON ÉL.
QUERÉS DECIRLE QUE LO QUERÉS, LO AMAS, QUE SOS SUYA.
.. y demás barrabasadas.

El problema es que, la mayoría de las veces, una vez que abriste la boca para decirle que lo amás profundamente, no hay vuelta atrás. Porque si el chongo es nuevo, o escapa al compromiso, va a sentirse absolutamente presionado, incómodo, y seguramente huya. También, lo más probable, es que cuando recobres el sentido de la realidad, y recuerdes el episodio, te arrepientas profundamente, sobretodo porque tu chongo no te dijo "yo también", sino que se puso incómodo y cambió de tema rotundamente.

En fin. Anoche, de madrugada, luego de una sesión de enterrada muy intensa, no pude con mi genio, no controlé mi ataque de amor desmedido, y me mandé una gran, GRAN cagada. Le dije a Auténtico que creía estar enamorándome de él (algo que todos ya sabemos). Aclaro: no confundir AMAR con ESTAR ENAMORADA. Abordaremos este tema en otra oportunidad. El problema fue que,  tiempo después, le pregunté por que no se enamoraba de mí, a lo que respondió que tenía una concepción muy distinta de lo que es "el amor", mucho menos inocente, menos utópica y menos ilusa que la mía. Si bien lo entendí, y comprendí mi error, no pude menos que sentirme enteramente incómoda por la situación, no por que esperase un "yo también", sino porque esperaba poder controlar, al menos un poco, mis desmedidos ataques de amor y locura.

Bien. A Auténtico le aclaré, entonces, que esos ataques me agarran, en esos momentos, y que me costaba controlarlos. Me entendió, espero.

No confundan: creo profundamente que uno tiene que ser quién es y ser fiel a lo que siente.. pero también creo que, quienes sentimos desmedidamente, tenemos que aprender a medir.

No los sentimientos, claro está, sino LAS PALABRAS.-


Díganme, por favor. Díganme por qué los hombres vienen cada vez mas PELOTUDOS. Este pelotudos, no confundan, viene no cargado de resentimiento, si no de una leve ternura a la hora de entender que no lo hacen por maldad, sino que lo hacen, simplemente, porque NO LES DA.

Pensé que la que estaba errada era yo. Que estaba pasándome de loca, histérica o neurótica. Pero hablándolo con otras mujeres que atraviesan la misma situación, me doy cuenta que el error no recae en mi condición de histérica, sino mas bien en la imposibilidad de acordar con ellos, que son un poco más básicos y menos pensantes.

A Auténtico lo vi el lunes. Bien sabemos que por ser trabajadora de fin de semana, me es imposible verlo sábado o domingo. También sabemos que tengo amplia disponibilidad de domingo a jueves. Lo que no sé si sabemos es que acá el que siempre anda complicado es el señor, no por cuestiones laborales o académicas, sino porque siempre está cargado de compromisos con familiares, amigos, compañeros de Paintball, compromisos en los cuales, sabemos, no estoy incluida. Decíamos, entonces, que nos vimos el lunes. Pasó el martes sin penas ni glorias, pasó el miércoles con un poco de añoranza y, llegando el jueves, asumí que era el día de vernos nuevamente. Fue ingrata mi sorpresa al enterarme, por medio de un mail, que el aparato este se iba a correr en karting con los amigos y después al cine. Ya sé, no es terrible, no se va de putas ni a bailar a Esperanto. Pero soy una novia que le deja todo el espacio del fin de semana. Tiene todo el viernes, todo el sábado, todo el domingo, incluidas las noches enteras, para realizar todas sus extravagancias de niño grande. Lo que pretendo yo es, entonces, que me dedique DOS noches a la semana. Díganme, ¡¿ESTOY PIDIENDO MUCHO?!

Mi primer reacción fue, obviamente, un nudo en el pecho de sentimientos encontrados. Por un lado, sé que a tan poco tiempo de conocernos (y tampoco a mucho tiempo) quiero convertirme en una mujer que haga reclamos, sobretodo estos reclamos pelotudos. Pero también sé que no quiero quedar relegada a un segundo, tercer, y hasta cuarto plano en la vida del otro. El problema acá, no es que el otro esté haciendo las cosas con maldad, con frialdad, con egoísmo. El problema real es que NO SE DA CUENTA, que NO LE DA, y que algo que para nosotras, las chongas, es tan obvio, a ellos hay que hacérselo notar con ¿pasacalles? ¿carteles? ¿fuegos artificiales? ¿escenas ridículas?.

Me enojé un poco, pero medidamente. Le respondí el mail diciéndole que estaba "un poquito enojada", y que cuando pueda me llame y lo hablábamos bien. Y entonces, me llamó.

Obviamente, y como era de esperar, lo arregló bien. Es por eso que a Auténtico lo queremos, y que mas allá de lo NABO que es la mayor parte de las veces, siempre termina dejando conforme a todos, incluyéndome a mí. Que, seamos honestos, no es poco. Y me arregló en un hueco mañana viernes, a la noche, antes de mi trabajo, donde probablemente conozca al primo que viene de México, donde relegue cenar con su familiar recién arribado por estar conmigo. Y todos contentos, sí.  Lo que no puedo dejar de preguntarme es si era necesario generar el conflicto para pensar la solución. El por qué, a los hombres, no les nace cuidar a sus mujeres, apaciguar la histeria.. asumen, de alguna forma, que seremos incondicionales, que todo estará bien, que seremos siempre medidas, diplomáticas y conciliadoras. Lo que no terminan de entender es que, muy lejos de todo eso, siempre tendremos el reclamo en la punta de la lengua, la histeria clavada en la piel, y el capricho en la cabeza.

Confieso, entonces, que nosotras SOMOS. Pregunto, así., si ellos ¿SON O SE HACEN?.-