Anoche fue mi primer noche de prueba como bartender en el Roxy. La tarea es súper sencilla, mis compañeros, súper copados, y el ambiente súper divertido. Estoy realmente muy contenta. Pero lo más súper de todo esto, es tener la única e inigualable visión de la noche porteña desde el otro lado de la barra. Durante las siete horas que estuve atendiendo, pude clasificar a los hombres que van a bailar de la siguiente manera:

1_ EL QUE SE HACE EL BUENA ONDA: Muy lookeado, canchero, extremadamente carilindo o extremadamente carifeo. Habla estirando las palabras exageradamente; "holaaaa, ¿me das una cervezaaaaaaa?. Se presenta y te pregunta tu nombre, te da la mano, te dice "amiga", te saluda sonriente. No deja propina.

2_ EL REALMENTE BUENA ONDA: Viste canchero, pero casual. No es muy lindo, pero tiene linda sonrisa. La primera vez que viene te pide una Stella. Paga con cambio y se va. La segunda vez que viene, si también lo atendiste vos, te dice "otra", y esta vez deja propina. Aparece regularmente toda la noche, te busca siempre a vos, pide siempre lo mismo, con señas, te dice "gracias" y te deja siempre dos pesos en el balde de tips. ¡Un ejemplo a seguir!

3_ EL RATA: Detestable. Camisita a cuadros de colores rojizos, petiso, rosácea en la cara, rubio de ojos claros, pero con rasgos horribles. Pide un vino de $63 pero lo regatea con la cajera para que le cobre $60. ¡¡NO PODÉS!! ¡te estás gastando SESENTA PESOS en un vino de mierda, y estas regateando TRES PESOS ROÑOSOS! Obviamente, no deja propina, pero sí deja la barra con cara de estafado.
Hay una pequeña variación, que es aquel que te compró toda la noche innumerables cervezas, pero a última hora se aparece creyendo que está en todo su derecho de reclamarte que le regales una, por el simple hecho de que una trabaja en la barra. A ver. ¿En qué lugar del país las mujeres le regalan cervezas a los hombres? ¿QUIEN CARAJO TE PENSAS QUE SOS?

4_ EL PIROPERO COPADO: Te compra una Quilmes de lata y se queda en la barra mirándote. Al rato te hace señas para que te acerques, te dice tímidamente "sos la más linda de todo el boliche", se ríe con vergüenza y se va. Sigilosamente, dejó propina.

5_ EL QUE TE QUIERE LEVANTAR: Compra un fernet y paga con cien. Se hace el vivo con vos, te carga por qué no sabés usar bien el abridor de cervezas, por qué no le embocás al tacho al revolear la tapita, o por lo que venga. Te pregunta sí te vas a ir sola, y ante la respuesta afirmativa (nota: trabajé toda la noche, QUIERO irme sola), te dice que él, ÉL, como si a una le fuese a importar SEMEJANTE IDIOTA, va a lograr lo contrario. Ante la posición de ignore de una, se irá, pero regularmente pasará cerca de la barra para ser visto y guiñar el ojo, tirar un beso, o levantar las cejas. No hay información certera acerca del otorgamiento de propina.

6_ EL NADA: Te da el papelito de "agua/cerveza/gaseosa" que le dieron con su entrada. No habla, no te dice qué quiere. Una asume que es una cerveza. Cuando se la das se va sin mirar ni hacer absolutamente ninguna cara. No sabemos si sabe interactuar con otros seres humanos, pero podemos inferir que así como fue con una será con cualquier otra mina del boliche, por lo cual NO levantará en toda la noche. No deja propina.


Finalizamos así el análisis del chonguito porteño. Sacamos una conclusión: hace falta todavía educarlos mucho. Y un consejo.

¡DEJEN PROPINA!.-




Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes. El despertador suena a las siete de la mañana. Apesadumbrado y adormilado, te levantás, buscás las pantuflas de forma de pié de oso y, lentamente, te dirigís al baño. Hacés pis: si sos mujer, te quedás un rato sentada con los ojos cerrados; si sos hombre, te quedas dormido parado con el ganso en la mano. Te das una despabilante ducha rápida. Vas a la cocina, ponés a calentar el café, y volvés al cuarto. Si sos previsor (yo lo soy), te ponés la ropa que preparaste el día anterior. Si no lo sos, dependiendo el grado de importancia que le des a tu vestimenta, demorás entre dos y diez minutos en vestirte. Vas de nuevo a la cocina. Desayunás tu café con leche con tostadas con queso untable y mermelada de damasco, o con surtido Bagley. Te das cuenta que se hace tarde, apurás el último trago, te lavás los dientes, agarrás mochila o cartera, las llaves, y salís a la calle.

Invierno: la primer sensación es una cachetada que te da el viento frío del sudeste. Verano: el abrazo molesto que te da el 98% de humedad. Caminás rápidamente, Ipod en mano, hasta el transporte público que amerite, y durante los próximos cuarenta minutos te sometés a una sesión de empujones, apoyadas, manoseos, halitosis ajenas y olor a huevo.

Llegás a tu trabajo a las nueve menos cinco. Trabajás de lo que corresponda, con distintos grados de complejidad, vocación y dedicación, hasta las seis de la tarde, hora que salís nuevamente a enfrentarte al transporte público de turno. Nuevamente empujones, apoyadas, manoseos, halitosis ajenas y más que olor a huevo, olor a chivo. Llegás a tu facultad. Económicas, Diseño, Psicología, Clínicas, Ingeniería, Sociales. Te clavás hasta las once de la noche, hora que volvés, quemado, apesadumbrado, desahuciado, a tu casa. Cenás rápidamente mientras mirás algo en la TV, chateás un rato, y te vas a dormir, cerca de la una de la mañana.

Fin de semana. El sábado te la pasás estudiando de día, salís a la noche a conocer alguna minita o chonguito, te agarrás un pedo de Fernet, volvés a las siete de la mañana del domingo. Te levantás al mediodía, almorzás en familia, por la tarde tomás mate con amigas o jugas un fulbito con amigos, y cuando querés acordar.. ¡son las once! Se terminó tu fin de semana.

Esto, lo hacés trescientos cincuenta días al año. Mecánicamente. Rutinariamente. Aburridamente. Cansadamente. Si sos soltero, claro. Si tenés novio, ¿dónde lo metés? Lo arreglás el martes a la noche, que te pase a buscar por la facultad un rato antes, van a tu casa o a la suya a enterrar el pinocho un rato. Te vas a acostar más tarde, así que al otro día vas a estar arruinado. El viernes, van al cine a mirar una película en la cual probablemente se queden dormidos. Seguramente terminen peleándote por alguna boludez. El sábado, la novia hará escándalo en cuanto a la salida del novio (todos lo sabemos), por lo cual se verán de madrugada. Y el domingo a la tardecita, se juntarán nuevamente, a estudiar juntos, merendar en algún lado, o asistir a la reunión familiar de turno.

Tener novio implica, por lo pronto, un extra gasto de dinero y energía en nuestra ya costosa y agotadora vida de empleado, estudiante, amigo, hijo, hermano. Sigo preguntándome qué nos moviliza entonces a seguir buscando compañero, como si no nos sintiésemos lo suficientemente acompañados en esta inmensa y agobiante ciudad.

Tal vez la inmensidad solo nos haga sentir más solos. ¿Será?




¿Qué pasó el sábado, Zahira? El sábado se compuso por dos partes. La primera, una cita. La segunda, una salida decadente.

La cita estuvo bien. Fue de tarde, una merienda, una caminata, y unas cervezas, con charla y dos besos descoordinados. El chico, llamado Polera Negra, es el amigo de una amiga de la facu. Me pareció una persona simple, tímida, con un dejo de tristeza. Me gustó, esa noche, pero al otro día no tanto. No hay mucho que hablar al respecto.

El fuerte de la noche fue la salida. Volví de mi cita a una hora en la cual no podía organizar nada, entonces me conecté esperando algún plan mágico que salve mi noche. Y allí estaba, mi amigo The Boy, con su amigo Cuervo, lamentándose tener la casa sola pero ninguna chica para invitar. "Salgamos" les dije. Fue entonces que me tomé un taxi y caí en la casa de The Boy con pollera tiro alto y remera de cerezas. El plan de los chicos era "desayunar con bebotas". Ok. Allá vamos.

Caímos los tres en una fiesta de un cuarto amigo, apodado Corto. Fiesta de estudiantes de ingeniería. Era tarde, cerca de las cinco de la mañana. Las chicas (bebotas) ya estaban todas chapando con algún compañerito nabo. Hago la aclaración: MUCHO NABO DANDO VUELTA. Viendo la dificultad de encontrar mujeres para mis amigos (de a poco voy resignando encontrar a mi hombre en la noche), decidimos los cuatro partir hacia nuevos rumbos. Nos subimos al auto nuevamente y, entonces, pregunto: "¿a dónde vamos?".

A VINICIUS.

NOTA: nunca en mi vida había ido a Vinicius y, para aquellos que no fueron nunca, es mucho mas bizarro y decadente de lo que imaginan. Para aquellos que no saben que es, indico, ¡MEJOR QUE NI LO SEPAN!

Entramos casi a las seis de la mañana. El lugar estaba lleno, llenísimo, de extraños seres con extraños cuerpos, extrañas vestimentas, extrañas actitudes. El techo simulaba un cielo lleno de estrellas, y sonaba "Tu vuo fa l'americano". El panorama era el siguiente: muchas chicas con lomazos, pero realmente LOMAZOS, vestidas con calzas ajustadas, tops, vestidos blancos con lentejuelas, botas altísimas, sombra de ojos con brillos, extensiones.. ¡GATAZOS! Los chicos, en su mayoría musculosos de musculosa blanca, pelito con gel, cara de media neurona. Todo chorreando en grasa y decadencia. Algún que otro viejo decrépito. Mucho toqueteo. El encare no era una conquista, algo delicado, dedicado, trabajo fino. ¡NO! El encare era agresivo, el gato pasaba caminando y el musculoso la agarraba de la cintura y la obligaba a bailar con él.. cosa que al gato, en apariencia, no le desagradaba.

Quiero hacer una observación: el gato, si bien ERA gato, era lindo. No FINO, no confundir. Pero lindo. Y los muchachos, ¡no valían un mango! Pero algo estaba muy claro: si sos mujer, y querés levantar tu autoestima, ponete un strapless y andá a Vinicius. Y si sos hombre, y querés levantarte algún buen culito, ¡andá a Vinicius también! Vinicius es como el regreso a la jungla, a las cavernas, pero con un poco mas de taco y bastante menos neurona.

Ahora. Si sos mujer honrada, si buscás que te valoren, un hombre inteligente, una charla profunda, o decir "mamá, papá, este es mi novio", no vayas. Estarás perdiendo el tiempo, como en casi cualquier lugar de la noche porteña, solo que de forma bastante más decadente.

Conclusión: mi hombre ideal no está en Vinicius (gracias al cielo), y tampoco las bebotas para mis amigos. Terminamos los cuatro, volviendo a Flores a las diez de la mañana, con un sol espectacular y escuchando la Aspen. Pero al menos, me reí mucho.

The Boy, ¡cómo te extrañaba!.-



He llegado a un momento en mi vida donde el alma me pide a gritos un cambio. Momento donde cierro una etapa. Pensé, entonces, en las rupturas. En los duelos, en lo que cada uno necesita cuando termina esa relación, larga o corta, intensa o leve, sana o conflictiva. Y si hay algo que acordamos todos es que cada uno lo procesa distinto, pero tenemos algunos puntos en común.

Lo primero a definir es si sos el dejado o el dejador. El dejado, por lo general, dramatizará más la situación, mientras que el dejador lo tomará más relajado y naturalmente.

Digamos que te han dejado. Digamos también que sos mujer. Tu primera reacción es la negativa y la incredulidad: "no puede ser", "es una joda", "esto no me puede estar pasando a mí". Llamarás, entonces, al dejador, diciéndole "dejate de joder y vení a buscarme a las ocho que tenemos el cumple de fulanito", a lo cual, el dejador, te dirá que NO lo entendés, que esta vez es enserio, que no lo llames más y que el cumple de fulanito te lo metas en el toor. Después de asistir sola al cumpleaños, y corroborar la falta de llamados, mensajes, o señales de vida del otro, empezás a resolver que capaz que esta vez iba enserio. Que capaz que esta vez no te va a llamar arrepentido, ni se va a aparecer en tu casa con la cartita y el chocolatito, ni con la entradita al cine, ni con el peluche. Entonces te encerrás en el baño con el celular entre las garras, y llamás UNA POR UNA a todas tus amigas, para quemarles la cabeza con anécdotas insignificantes, peleas lejanas, y conclusiones ridículas, y comenzarán los interrogantes. ¿Por qué a mí? ¿qué hice yo para merecer esto? ¿habrá conocido a otra? ¿si hubiese hecho lo que quería, las cosas hubiesen sido distintas? Aparecen entonces los primeros llantos, tímidos al principio, luego un poco más desgarradores. Llantos cargados de porqués, llantos que tus pobres amigas, que te entienden, pero no dejan de pensar que sos una exagerada, se van a tener que fumar.

La siguiente etapa, una vez pasada la primera desesperación y el "ME QUIERO MORIR" o, en su defecto, "ME MUERO", corresponde a la bronca y el rencor incontrolables. "Ese hijo de puta", "le voy a hacer la vida imposible", "no sé que hice tantos años con ese pelotudo". Tus ojos emitirán chispas cada vez que lo nombren. Entrarás, igualmente, y de forma regular, a su Facebook, para ver que mierda está haciendo de su vida, y en cada foto que veas defenestrarás contra él diciendo que está perdido sin vos, que la nueva novia es una tilinga, que es tan pelotudo como los amigos y que te da vergüenza ajena. También es muy probable que, si no te borró del msn, le hablés para pelearlo y decirle que te hizo un favor al dejarte. Y, si sos extremadamente neurótica, todo eso se lo vas a decir por teléfono, llamándolo con la excusa que te devuelva tus fotos.

De forma paralela, comenzarás a hacer todo eso que él te criticó todo ese tiempo, o que no te dejó hacer. Vas a vestir provocativa, te emborracharás cuando salgas, te chaparás a cualquier tarado que te cruces en cualquier lado, vas a coquetear con el cadete de la oficina. Y conjuntamente, vienen los cambios: adelgazás, o engordas, te teñís el pelo de rojo cucaracha, te hacés las tetas, empezás un curso de clown, canto, o danzas africanas, cambiás de trabajo, de casa, de amigos, de manera de vestir. En apenas unos meses, ¡sos otra! Y esa otra que sos te empieza a gustar. Empiezan a desaparecer las broncas, y empezás a divertirte más autentica y sanamente. Te reís más, y pensás menos en Él. Lo borrás del msn, del Facebook, borrás sus números de tu celular, tirás los recuerdos que tenías de él, y un día, de repente, te levantás y te das cuenta que el día es hermoso. Ese día, querida, ¡superaste la ruptura! Te aseguro que comenzará la mejor etapa de tu vida.

Hasta que un día.. te empezás a sentir sola. Y querés estar de novia. ¡Carajo! Nada te viene bien. Y ya no querés ir a bailar, sino quedarte en casa mirando una peli abrazada cucharita con alguien. Entonces, querida, CAGASTE. Porque en ese momento, que estás tan vulnerable, corrés el riesgo de agarrarte a cualquier cosa. Al primer pelotudo que se te cruce y que te haga creer que te puede amar. Y de repente te ponés de novia con ese pelotudo, para cagarte, nuevamente, los próximos meses o años de tu vida.

Chicas. Y chicos, también, por que no. Háganme caso. Disfruten la soltería, que es fantástica. Y no se prendan del primer espécimen disponible por que LES VA A IR MUY MAL, lo aseguro.

Por experiencia propia, digo.-




Esta noche hicimos gira. Castorera, reunión en la casa de alguien que no conocíamos, y Makena. Y en alguno de esos lugares, una amiga de una amiga me contó de su relación pasada con El Pelado.

No sé como se conocieron. Lo que sé es que El Pelado, desde un primer momento, le planteó lo siguiente: "a mi lo que me interesa es garchar. No quiero nada más". Esta chica, con veinticuatro años, y sintiéndose lejos de donde esperaba estar a esa edad, accedió a la relación sabiendo que no le interesaba lo que le proponían, pero pensando, o sintiendo tal vez, que podía de alguna forma hacerlo cambiar de postura. Todos sabemos cómo termina la historia: la chica se enganchó, El Pelado no, y terminaron rompiendo.

Pensé entonces en todas las veces que accedimos, como mujeres, a propuestas que NO nos interesaban, creyendo que de alguna forma podíamos revertir lo que nos proponían. Muchas veces el otro es tan honesto como El Pelado. Pero muchas más somos engatusadas con mentiras, con actuaciones, con ideales, que están muy lejanos a la realidad. ¿Por qué nos torturamos de esa forma? ¿Por qué sentimos que ese hombre es el último en la tierra, el único en el planeta, el manotazo de ahogado, que nos arrancará de todas nuestras miserias, de toda la soledad, de un futuro sin compañía? Digo, ¿es tan difícil decir "noooo, querido, yo estoy para otra cosa, no pierdas tu tiempo que yo tampoco quiero perder el mío"? ¿Es tan difícil, como diría mi madre, "hacerla valer"?

Tendríamos que valorarnos más. Que apreciar la honestidad del otro, que nos propone algo que no es menos válido que nuestro deseo, pero que es un deseo completamente distinto. SABEMOS que no es lo que buscamos, entonces dejémoslo ir y sigamos la busqueda.

El mar está lleno de peces, queridas.
Pero yo, al menos, no los encuentro.-



Acabo de prender el tercer cigarrillo del día. No es tan terrible, ya sé, pero hace unas semanas que estoy tratando de dejar de fumar y me cuesta. Le dije a mi amiga Queridísima, la cual me respondió que no sería yo si no fumase. Y abro acá un tema de debate, que trata sobre la dependencia y la identidad.

Cuando estás en pareja, sobretodo si sos mujer, perdés un poco eso que te caracteriza a vos como individuo. Cuantas de nosotras hemos dejado de usar polleras, escote o extensiones gatunas, de relacionarnos con gente, de salir con ciertas personas, por ese PELOTUDO que tenemos por novio, pelotudo porque él también ha dejado de hacer muchísimas cosas, convirtiéndose en el llamado "pollerudo" del grupo. Yo, personalmente, en mi última relación, había dejado de escribir. Algo que me caracterizó toda mi vida y que siento me completa como ser humano. Hordas enteras de mujeres que han dejado de ir a bailar, de fumar, de estudiar, de sonreír, por complacer al "hombre de sus sueños". Hordas enteras de hombres que han dejado de jugar al futbol, de ver al amigo mujeriego, de volver a las ocho de la mañana de un domingo a casa, por complacer a las histéricas de sus novias.

Analicemos una típica situación de despersonalización. Vos, amiguita, hasta un día antes de conocerlo, te preparabas el sábado como una reina para salir a la noche de la conquista. Te maquillabas como una perra, te calzabas tacos, mini short, le dabas a la planchita y te juntabas con tus amigas para hacer una pre con los flacos que conociste en la costa, y después salías a descoser la noche. Vos, amigo, te juntabas a jugar a la play con tus amigos mientras esperaban a las minitas que conocieron en la costa y después salir juntos. Hasta que un día, los dos, que hasta entonces vivieron relajados, contentos, libres, se encuentran, se chapan, salen, se ponen de novios, pasan los meses.. Y de repente, se ven atascados en lo siguiente.

Sábado a la noche. Como tu novio sale con los amigos, pero vos no por que querías salir con él, arrancan con un mensajito tranqui. "Divertite amor, te amo". Una de la mañana: "en que andás? te extraño". Tres de la mañana: "donde estás? llamame". Tres y cuarto: "me podés llamar???". Tres y media: "sos un pelotudo, seguro estás con otra". Tres y treinta y cinco, lo llamás. Le decís que siempre que sale con los amigos no te da pelota, se borra, que estás harta de siempre lo mismo y que si no está en tu casa en media hora lo dejás. Tu novio, como es un pollerudo y PELOTUDO, los deja a los amigos en banda, se toma un taxi y se aparece en la puerta de tu casa alcoholizado a medias para someterse a una sesión de planteos, gritos, un intento de abandono, llanto, posterior enterrada de pinocho, mas pelea.. en fin, todos sabemos que al final el novio se termina yendo a las siete de la mañana, sintiéndose un pollerudo, y vos una pelotuda. Así funcionan, disfuncionalmente, las relaciones.

En cuanto a la dependencia, existen esas otras parejas que parece que no se pelean nunca, pero que da asco mirarlos siquiera, por que hacen ABSOLUTAMENTE todo juntos. Salen juntos, viven juntos, estudian lo mismo, comparten amigos, pasatiempos, vacaciones, hasta trabajos. Los ves en la reunión de amigos y ella está siempre encima de él, sentada en su falda, le da de comer en la boca. Van al boliche y están toda la noche de la mano, chapándose con dulzura en algún rincón. Van a la facultad y se anotan siempre en las mismas materias, hacen los TPS en los mismos grupos, y es sabido que cuando se reciban formarán una sociedad juntos. Está bien, los envidio un poco, pero me pregunto, ¿no necesitan un poco de espacio propio? ¿en qué momento ella se depila los bigotes, si lo tiene a él siempre encima?; y él, ¿en qué momento se tira los pedos, si la tiene a ella siempre oliéndole el ojete? Sinceramente, no los entiendo. No entiendo como no se asfixian, como no se ahogan, como no se odian, como no se cansan.

Habría que encontrar un punto medio. Donde uno no deje de ser uno por el otro, pero en el intento de ser uno mismo el otro nos deje ser. Y siendo dos partes, y no una unidad, podamos encontrar la compañía, y no la completud.




PD: El sábado me encontré en el Roxy al Chico de las Cinco y Cuarto, un idiota. Y hoy, en la facultad.. ¡me encontré al Chico con Plumas! Cursa conmigo. Me saludó haciéndose el langa seductor, y yo haciéndome la desentendida. Los nabos andan por todos lados.-

Fui a Niceto. Visto que no pasó nada, pero absolutamente NADA interesante, procedo a transmitir una historia que recordamos con mi amiga Queridísima, la cual le sucedió hace unos meses a ella cuando, todavía, era soltera.

Queridísima conoció al señor Corneta por msn. Era amigo de una amiga. La invitó a salir y ella accedió. El señor la pasó a buscar en auto, y fueron a tomar algo. Se divirtió, claro, se rió, hablaron, lo que pasa en cualquier cita. El señor la subió al auto de regreso y la llevó a su casa. Estacionó el auto en la puerta y llegó el momento de la despedida. El momento donde concretaban o no el beso. Que peor idea, para Corneta, que clasificarse como un excelente contador de piropos, al mejor estilo de "se te cayó el papelito.. caramelo". Y que peor idea que poner sus labios cual churrasco de cuadril para esperar los labios de Queridísima. ¿Peor? Sí, peor, cuando en medio del primer beso, de una primera cita, el señor metió su mano en la remera de Queridísima y le apretó el seno, cual "corneta", dos veces, al ritmo de un "cuak cuak".

A esto quería llegar. Amigos. No deschaven, y menos en la primer cita, lo desesperados que están por alcanzar las carnes féminas de la mujer que tienen delante. A las mujeres NO NOS CALIENTA que muestren ese anhelo nostálgico de sentir nuevamente el roce con una piel, que denoten la abstinencia de semanas, tal vez meses, sin contacto alguno. En la primera cita NO DA que nos invadan de esa forma. Nosotras todavía estamos terminando de decidir si nos gustan, si nos calientan, si nos interesan, por lo cual un paso en falso como hacer la llamada corneta antierótica puede tirar abajo horas de charlas y conquista medidas. No confundan: una cosa es levantarte una mina en un boliche, donde los dos están cachondos y, probablemente, excedidos en alcohol, y otra muy distinta es una cita de café con leche y medialunas un martes por la tarde. A no desesperar, y a hacer trabajo fino.

Que en el fondo, claro está, es lo que a nosotras nos gusta.-




La negativa es algo que me hace pensar bastante. El negar y el ser negado. Se da todo el tiempo, constantemente, desde todos lados y hacia todas las formas. Y nosotros, seres racionales, respondemos frente a ella de la forma más inesperada.

Supongamos que sos macho. Y conocés de alguna forma, levemente, a una bella dama. Si sos osado, le decís tímidamente y por medio electrónico "sos hermosa". La dama no te dirá ni gracias. La invitarás a salir el lunes, y te pondrá excusas. La invitarás el miércoles. Tendrá más excusas. Terminará diciéndote que "algún día", lo cual NO es una negativa, pero está encubierta. Entonces, hasta el cansancio, le insistirás para el deseado encuentro. Asumí la negativa, machito argentino. Esa chica es linda, pero no piensa que vos lo seas, al contrario. Piensa que sos un PLOMO de aquellos y quiere sacarte de encima de la mejor forma posible.

Ahora supongamos que sos una muchacha que tiene, digamos, un filito. Es sábado por la noche, estás en ambiente bolichero o fiestero, son las cuatro de la mañana y, con algún fernet de más encima, le mandás un mensajito a tu filo manifestando tus ganas de encontrarte con él. Tu filo no responde, o en el mejor de los casos te dice que está en la otra punta y que lo dejan para otro día. La realidad es que está pasándola bomba con los amigos, o con la otra chonguita que tiene por ahí guardada, y ni en pedo se va hasta Costa Salguero para retirarte a vos, borracha y derrapada, y finalizar su noche tan temprano. Esto, queridas, ES UNA NEGATIVA. Pero no querés admitirlo. Entonces te aferrarás a las teclitas de tu celular cual gorda a barra de chocolate y, a velocidad vertiginosa, enviarás una serie de mensajes intimidatorios y agresivos, con el único fin de pelear con el machingui que negase tu necesidad imperiosa de ser atendida. Si estás muy alcoholizada, o sos sumamente neurótica, lo llamás, y cagándote de frío en alguna terraza bolichera cercana al río le gritarás descosidamente a tu pobre hombre, que lo único que quiere es seguir de joda en paz, que para eso es sólo chongo y no es novio. Te adelanto como termina la noche: tus amigas te dejan en taxi en tu casa, sola, prendida todavía del celular para ver si se arrepiente. Cosa que, claro está, no va a pasar.

Finalmente, sos novia. Acá los ejemplos son interminables. Eventos familiares, vacaciones, más tiempo juntos, convivencia, salidas con amigos indeseados, y cientos de situaciones donde la otra persona no tiene intenciones de intervenir. Todos fuimos novios alguna vez, todos sabemos que una relación de pareja se basa en la negativa constante, en la posterior discusión, y por último en el acuerdo, donde uno de los dos cede por cansancio dejando al otro tranquilo o accediendo a los caprichos de la otra.

Ahora, pensemos también en el negador. El negador es una persona con sentimientos. Seas hombre o mujer, seas soltero, filo, chongo, novia, esposo, sabé que aquel que está negándote también tiene sus razones y sus deseos, y piensa que sos un PELOTUDO o PELOTUDA que no sabe dejar en paz. Si tiene un poco de diplomacia, tratará por los mejores medios esquivarte o hacerte entrar en razones. Pero si es un reverendo hijo de puta, te mandará a la mierda sin más, catalogándote como un ROMPEPELOTAS que no lo deja vivir tranquilo.

Propongo que seamos más razonables. Que dejemos de lado caprichitos infantiles, que entendamos las ganas de la otra persona y que, si nos toca ser el negador, que expongamos razones de formas didácticas, entendibles y proactivas.

NOTA: Quien se sienta identificado como el negado, frente a mí como negadora, ¡déjenme un poco en paz!.-




Me acaba de pasar. A todos nos pasó alguna vez. A todos los solteros nos pasa. Y cuando pasa, ¡que embole!

Estás sentado con un señorito o señorita en un bar. Son amigos, siempre salen a tomar un helado, a pasear al shopping, al cine, pero siempre en calidad de amigo. Están hablando, de cosas trascendentes o intrascendentes. Y de repente, el señorito en cuestión, con la excusa de ver el tamaño de tu mano o el color de tus uñas, te empieza a acariciar la palma suave y cariñosamente, al tiempo que te mira con ojos vidriosos a la boca. Si te gusta el señorito, ¡te lo chapas! Pero.. ¿qué pasa cuando el señorito no es de tu agrado? ¡Que incómodo por Dios! Es incómodo para los dos. Porque para vos, la acariciada, no diste ningún indicio de interés, salís con él porque lo querés, por que se divierten, pero NO te gusta, y sentís que de NINGUNA forma le hiciste entender lo contrario. Obviamente, te ponés inquieta. Sacás la mano, miras al piso, al techo, a la pareja de al lado. Cambiás de tema y te querés ir. De hecho, si ya hace un tiempo considerable que están en el bar, pronunciás la mágica palabra, "¿vamos?", y enfilás para tu casa rogando que él enfile para el otro lado.

Lo que me pregunto es qué sentiran ustedes, queridos papanatas, en ese momento. Por que hasta entonces estaban seguros que una estaba rendida a sus pies por el solo hecho de responder los mensajes, atender los llamados, y acceder a la fatídica salida al barcito a tomarse una cerveza. Una no coqueteó, pero de alguna forma ustedes creyeron eso, y se lanzaron a la pileta. No los condeno, al contrario, admiro la capacidad que tienen de exponerse a ese momento incómodo para ambos, cuando una se quiere rajar a la mierda, y ustedes probablemente quieran ser tragados por la tierra. Me pregunto si una debería decir "mirá, querido, somos amigos, perdoname, pero no te equivoques". Una corre el riesgo de quedar como una histérica, como una gataflora, como una ortiva. Probablemente, lo mejor sería quedar claros y evitar la repetición del incidente. Pero, reconozcamos, a una también le pasa que piensa "¿y si cambio de opinión?¿y si en la próxima salida caigo en cuenta que quiero chaparme a bla?". Entonces mejor dejar las puertas abiertas. Y ahí es que una se hace la boluda olímpicamente y huye de la situación haciendo de cuenta que nada pasó. Pero sí, amigos, PASÓ, y ya no será lo mismo.

Otra cosa que pensé, en cuanto a las tiradas de pileta, es cuando te gusta alguien y manifestás abiertamente tu deseo de "conocerlo mejor". Vos, amiguito, la invitás a salir, pero ella, como no quiere romperte el corazón y, nuevamente, no quiere quedar como una histérica, gataflora, u ortiva, te dice "dale, algún día lo hacemos". Dejando, nuevamente , la puerta abierta, por si acaso, o acaso tal vez por diplomacia. Entonces, queridísimo, insistirás hasta el cansancio, y ella te esquivará hasta el cansancio. Y finalmente, terminará quedando indefectiblemente como la histérica, gataflora, y ortiva.

Que fácil sería todo si fuésemos sinceros. Vos, amigo, se sincero, y decile a tu amiga que la querés romper toda. Vos, amiga, se sincera, y decile a tu amigo que es un desubicado y que, hablando de romper, no te rompa mas las pelotas. Y todos contentos. Bah, contentos no, pero al menos, todo aclarado, cada uno por su lado.

Como diría un ex profesor mío, beso, abrazo, paquete de pochoclos, y taza taza. Y chau.-



Domingo a la noche. Pese a estar de vacaciones, me encontraba sumamente deprimida. Después de una frustrante noche de sábado, que a raíz de los abominables adefesios que encontramos en el mercado decidimos llamar el “descarrilamiento del tren fantasma”, me sentía bastante triste y resignada a no encontrar ese “hombre ideal”, el príncipe azul que toda mujer espera conocer, aquel hombre buenmozo, caballero, adinerado, con onda, divertido, entregado, y enamorado de una, claro.

Decía, en esta situación me encontraba, lamentándome de estar sola, de que mi celular no sonara por llamada ni mensaje de texto, el Facebook sin notificaciones, el msn sin conversaciones. Estaba angustiada, cuando mi amiga Noe R. manifestó sus ganas de salir. El punto de encuentro, Makena, en el barrio porteño de Palermo. A ver. Hacía mucho frío, tenía el pelo revuelto y la cara de Casper. Y pese a mis irrefrenables ganas de quedarme en casa regocijándome en mi depresión, fumando y escuchando la Aspen, me puse un vestido bobo, me delineé los ojos, me abrigué y pedí un taxi.

La noche fue un suceso de papas fritas, cerveza, música, y una enriquecedora charla que te agradezco, Noe R., con el alma. Y cuando estaba decidiendo que era hora de volverme a casa, se armó una fiesta increíble llena de freaks divertidos, raperos, baile, conquista, risas (burlándonos de los demás, claro está).

Y hoy, lunes, a las seis y media de la mañana, fumando sola en casa, y analizando, entiendo lo importante de estar sola, más que sola, SOLTERA. De no tener que darle explicaciones a nadie, no pender de nadie, no extrañar a nadie, no esperar a nadie, no pensar en nadie. Vivir el momento nada más, entre amigos y gente buena onda, divirtiéndose, sanamente, de las cosas sencillas que tiene la vida.

La verdad, ¡qué bueno estar así!.-



MTH resultó ser divino. Compró capuchinos, chocolate, y fuimos a ver teatro ciego (recomiendo La Isla Desierta, en el Konex). Después fuimos a comer. Hablamos un montón y de todo. Se lo notaba nervioso, intimidado. Me acompañó a la parada y me mandó varios mensajes después, mensajes cargados de inseguridad pero donde manifestaba sus ganas de volver a vernos. Todo bien.

Pero.

Pero.

Pero, siempre hay un pero.

Hay algo acerca de la atracción que uno no controla. A uno lo atraen ciertos estereotipos, ciertos patrones, que a veces ni siquiera conoce, pero que se repiten y reiteran. Y de la misma forma uno atrae siempre el mismo tipo de gente. A mí, particularmente, me gustan los aparatos, que transmitan seguridad, comodidad, que den la sensación de que uno podrá descansar junto a esa persona (habría que ver qué está oculto detrás de esa elección inconsciente). Por otro lado, yo atraigo, siempre, pero siempre, gente con todas las chances de ganarse el premio al más bueno, al más inseguro, al menos seductor. Y eso, ¡no va! Pero es acá donde quiero hacer una observación.

Hay gente buena y gente mierda. En eso estamos de acuerdo. No juzgo los motivos que tendrá o no cada uno para ser bueno o mierda, pero convengamos que todos se pueden clasificar en esos dos grandes grupos. Ahora, trasladémoslo a la conquista, la búsqueda, la atracción. Funciona para ambos lados de la misma forma, hombres y mujeres. Veamos.

Aparece un tipo bueno, que te quiere, que te admira, que le parecés hermosa, que es laburador, estudioso, de buena familia, con buenas costumbres, buenos modales, y grandes proyectos de familia, amor, y armonía. Al mismo tiempo, tenés del otro lado al señor canchero, con un auto tuneado que le compró el padre, lookeado para llamar la atención, desubicado, pajero, mujeriego, vago, con junta de mierda, loco, no trabaja ni estudia, lo único que proyecta es irse de vacaciones a San Bernardo con los amigos para levantarse pendejas. Y una tiene que elegir. Lógicamente, uno diría "elige al bueno". Pero NOOOOO!! ¡¡ERROOOR!! Una NUNCA elige al bueno. Una SIEMPRE elige al canchero. Y al bueno, por si acaso, lo tiene de amigo, para tener con quien ir al cine de vez en cuando, quien le venga a arreglar la PC cuando colapse, y quién la escuche cuando el mierda la deje a una, tan buena como es, por una zorra malparida que tenía un lomazo bárbaro.

Ahora digamos que sos hombre. Tenés, por un lado, a una chica de buena familia, tranquila, de su casa. Vive en familia, tiene sanas amistades que cuida y cultiva con toda dedicación. Estudia, tal vez trabaje. Es discreta para vestirse, agradable, ubicada, dócil. Es la chica que cualquier chico querría de novia. Y por otro lado tenés a, como diría mi amigo B., una "guerrera", de calza y tacos, extensiones, fiestera, descontrolada, tiene millones de amigos y conoce a un públicas de cada boliche. El celular y el Facebook le revienta a mensajes de chongos. Histérica como sí sola, y gata flora. Una impresentable. Pero vos, machito argentino, ¡la elegís! ¡¡Solamente porque tiene buen culo y es ampliamente accesible!! La vas a presentar a tus amigos para que vean la BESTIA que te estás agarrando. Pero simultáneamente, a la primera, la buenita, la vas a mantener al hilo, ilusionada, en buenos términos, para que en los tiempos de sequía tengas a quién invitar a casa a "mirar una peli".

A ver. Todo esto venía por mi cita de anoche. Aclarado lo anterior, podrán presumir que MTH no me gustó. Demasiado bueno para mi gusto. Pero, le dije que podíamos volver a salir.

Siempre es bueno tener a alguien que te arregle la PC. ¡Ah! Estudia ingeniería en informática, ¿les dije?.-


Bien. Esta noche no voy a bailar. Esta noche tengo una CITA. A ciegas, básicamente.

Hace un mes aproximadamente me llega un mensaje privado en Facebook de una persona desconocida y con la cual no tenía ningún amigo en común. El mensaje decía "¿vos trabajás en el banco blablabla?". Soy sincera, no me gusta dar datos personales a desconocidos de los lugares donde trabajo, así que no le contesté y seguí con mi vida. Me olvidé de esta persona.

Hará una semana me llega otro mensaje que decía, en resumidas cuentas, que lo disculpase si me molestaba de nuevo, pero él también había trabajado en mi edificio, que ahora lo habían trasladado a otra sucursal, que hacía dos años que me venía viendo en el banco y que le había parecido linda, que sentía siempre que me lo tenía que decir pero que arrugaba, y que si alguna vez quería salir que le dijera. Si no, gracias por leerlo, y que tenga un buen día.

Me pareció correcto, me dijo muchos cumplidos, y me había dado muchos indicios que también trabajaba en el banco. Había preguntado mi nombre a alguien de mi sector, me había buscado en el sistema de empleados y así me había encontrado en Facebook. Entonces accedí a salir con él, poniendo hoy como fecha, el Konex como lugar, las siete como horario. El chico se llama MTH, es supervisor, es baterista, parece copado.

¡Qué divertido! Hacía mucho que no tenía una cita. Mañana les cuento como me fue.-


Ayer fui a Rumi. Me había olvidado que el viernes es noche de pendejos. No me sentí vieja, para nada. ¡Como me voy a sentir vieja a los 22 años! Pero sí sentí que los pendejos están cada vez mas tarados. Y me preocupa pensar que esos pendejos en unos años van a ser los adultos que gobiernen el mundo.

El aspecto en común es lo avasallantes que se creen. SIENTEN que pueden gobernar el mundo. Te pasan por al lado arrebatados, te empujan, te encaran. Se gastan fortunas en ponerse en pedo para que uno los vea tristemente decadentes, vomitando la tarta de atún con tomate. Bailan “posando”, cantando temas que fueron hits cuando sus padres estaban empezando la facultad, haciéndolos propios. Compiten por quién tiene más onda, quien se luce más despeinado, más casual, mas despojado. Las chicas (nenas) lucen todas largas melenas pseudo rubias con jopo, calzas engomadas negras, tacos Lady Gaga, pieles, plumas.. ¡Dios! Los chicos desprolijos, remera de dormir, buzos deportivos, algún cancherito se pone el saco sintiéndose un dandy cuando, en realidad, una lo mira y piensa “que tarado”.

Pero quiero hacer un apartado a los chicos adolescentes del sexo masculino. Anoche éramos siete chicas y todas, absolutamente TODAS, fuimos abordadas por niños de dieciocho años. Padres, no deberían permitir a sus hijos salir. Vienen cancheritos con versos que recién empiezan a usar, y que una viene escuchando desde que empezó a salir hace, aproximadamente, ocho o diez años. Piropos grasas, frases al mejor estilo “¿nunca estuviste con alguien mas chico? Siempre hay una primera vez..”, risitas tontas entre ellos cargadas de complicidad.. Los entiendo, se sienten grandes y REALMENTE creen que con esas burradas se van a levantar a alguien más grande. Lo peor es que, frente a la rotunda negativa, asumen que una es una ortiva. Lo que no entienden es la diferencia entre ser una ortiva y ser una mujer que ya no se come los mocos, al contrario suyo, que todavía andan amasando verdes entres sus púberes uñitas.

Chicos, si tienen entre dieciocho y veinte años, y sienten que van a poder levantarse a una chica mas grande, aunque solo sea unos años mas grande, piénsenlo bien. Nosotras aprendimos, evidentemente no mucho, pero sí algo mas que ustedes en esos años que llevamos de diferencia saliendo, noviando, trabajando, viviendo. Quédense con sus pares tontas, seguramente ahí van a comer algo.

No pierdan el tiempo.-



Ayer vino mi amiga Noe R. a casa y, hablándome de su relación actual, recordé algunos aspectos de mis relaciones pasadas. Y llegué a una conclusión: estar de novia es un EMBOLE.

Cuando empezás una relación todo es lindo. Vos sos linda y el otro también.

Empecemos por una misma. Conociste a ese chico que te movió, no sé si el piso, pero al menos movilizó un poco tus hormonas y ese instinto Susanita que todas tenemos dentro. Empezaron a verse, a salir, a conocerse. Y de repente te descubrís, en menos de un mes, con las uñas siempre pintadas, el cavado siempre hecho, el maquillaje siempre impecable, el flequillo siempre sin frizz. Marcás tus atributos favorables, desplegás todos tus encantos, sonreís todo el tiempo, comés siempre chicle. Estás en plena conquista, claro. El señor, a su vez, se muestra siempre afeitado, perfumado, y prolijo. Te lleva al cine, a comer, al teatro. Te manda mensajes día por medio, te habla todos los días por msn, los más clásicos te llaman a tu casa y hablan media hora con vos, todas las noches, antes de ir a dormir, y el “chau” estira la charla veinte minutos más. Te regala chocolates, alguna flor, te compra pochoclos, te pasa a buscar por tu casa, te acompaña en el taxi de vuelta (si no tiene auto). Te abre la puerta y te deja pasar primero. ¡Ah, que lindo todo esto!

Pero.. ¿cuánto dura? En el mejor de los casos, seis meses. Normalmente, tres. Todo cambia el día que te presenta a su familia, te incluye en su grupo de amigos, y te habla de su ex novia.

Desde ese momento, querida, preparate. Si hay algo que comprobé a lo largo de estos años es que, por más divina que sea tu suegra, la familia de tu novio está ahí para cagarte la relación. A ver. Seamos sinceros, a nadie, pero ABSOLUTAMENTE NADIE, le interesa ir al cumpleaños del padre, la fiesta de egresados del hermano, o al geriátrico a ver a la abuela. Al principio parece divertido, ya sé, pero después de un mes de sacrificar noches de sábado, mediodías de domingo, salidas con tus amigas, noches de Sex and the City en tu casa, por mirar fotos toda la noche de tu novio y los hermanitos cuando eran chicos, te das cuenta que cometiste un grave error aquel día que, por vez primera, accediste al almuerzo familiar.

El segundo aspecto que arruina la relación son las pasiones. Yo tuve un novio que era músico. Pianista, para ser exactos. Y tenía que fumarme, en contra de mi voluntad, domingos enteros en su casa escuchándolo tocar, noches de viernes en concierto con todos sus amigos y familiares, aburridísimos discos de Leo Masliah. Reconozco que la primera vez que lo escuché me pareció lindo, interesante, pero después de un tiempo lo único que quería era vaciar mi taza de café con leche en las teclas de su Yamaha. Lo mismo es aplicable para adeptos a la Playstation, jugadores amateurs de fútbol, coleccionistas, instrumentistas de cualquier tipo, bailarines, actores, jugadores de rugby, polo, nadadores. Toda mujer, en algún momento de su vida, salió con uno de estos, y tuvo que fumarse noches enteras de Winnin Eleven, tardes de domingo en el club Ferro viendo un interminable partido de baseball o noches de guitarrita.

Por último, y lo mas pesado de todo, es cuando la relación empieza a estar más “relajada”. Y de repente te encontrás, un día, con un novio que te dice “venite vos a casa”, tu novio se encuentra con que hace mas de dos meses que no te pasas ni la gillette por abajo del brazo, y los dos se encuentran con que hace un semestre que lo único que hacen los fines de semana es juntarse en alguna de las dos casas a mirar una aburridísima película de tiros, enterrar el pinocho un rato (siempre en la misma posición), y terminar la noche a los gritos, con un portazo, y de repente estás sola en la esquina de Monroe y Cabildo esperando un taxi a las tres de la mañana, preguntándote por que carajo no saliste con las chicas a esa fiesta divertidísima del chongo nuevo de una de ellas.. ese que es tan divino.. SOLAMENTE POR QUE SE CONOCEN HACE DOS SEMANAS.

Ni hablar de los hijos, las cuentas sin pagar, las vacaciones que nunca llegan, el crédito de la casa.. Pero para eso, gente, hay tiempo de sobra.-


Noche de jueves. Vísperas de feriado. Festejos del nueve de julio (perdón mi ignorancia, pero nunca supe bien a que se refería cada una de las fechas patrias, ni cuando son).

Me conecto. Me duele el abdomen, me tomo un ibuprofeno para que calme y planeo ir a Éter, sola, por que las chicas se bajaron a último momento. Se conecta el indeseado Chico de las Cinco y Cuarto.
- ¿A donde vas esta noche?
- A Éter, ¿conocés?
- No, ¿con quién vas?
- Sola, ¿querés venir? Mis amigas me cancelaron.
- Dale, para que llamo a un amigo y le digo.

Error número uno, amigo. Si una chica te dice que va SOLA a un lugar, especifica que las amigas NO VAN, y te invita A VOS a ir, ¿que hacés llamando a tu amigo? Decididamente o sos un NABO, cosa que cada día es más común, o no tenés capacidad para captar indirectas. Supongamos que es la segunda opción, te doy el OK, y nos vemos ahí.

Éter. Me encuentro a mi amiguito JR, persona que conozco hace muy poco pero que me cae muy bien, con quien me muero de la risa, hablamos fluidamente, etc., y aparece el señor Chico de las Cinco y Cuarto. A ver. Para empezar no es tan lindo como yo creía, o como quería creer. No tiene onda, chispa, fluidez, nada. Ah, es alto, punto a favor. Aparece el señor seguido por ¿cuatro? nabos secuaces, como era de esperar. Chicas, si esperaban sacar partido de alguno de éstos posibles candidatos les aviso que están fritas. Es el grupito de NABOS que cuando vas a bailar se te acercan hablándote de cualquier trivialidad mientras pensás “por Dios, que se valla”.

Bueno, aparece, debo reconocer que pese a mi saludo lo ignoro completamente y sigo hablando con mi amigo JR. Pero por no pecar de maleducada, cuando aparece denuevo dedico unos breves minutos de testeo a hablar con él. Entonces, después de las presentaciones de rigor, aparece la tan temida y odiada pregunta “a ver Zahira, ¿por qué no nos contás un poco que hacés de tu vida?”.

Estimados. La pregunta abierta acerca de nuestra vida es un embole. Tratar de entender la vida es un embole, más todavía tratar de explicársela a otros que ni siquiera recordás sus nombres o sus caras, pese a tenerlos frente tuyo. Y sobretodo en un ambiente cargado de gente hablando, puchos, vasos que chocan, y una legión de músicos jazzeros haciendo lo suyo. Ganas de decirle esto no me faltaron. Pero, pese a esto, empecé con el discursito. “Bueno chicos, me llamo Zahira, tengo 22 años. Estudio diseño gráfico en la UBA, trabajo, estudio canto, bla bla bla bla bla bla..” Y demás blas. A ver. Digo. ¡¿Qué CARAJO LE PUEDE IMPORTAR A VOS, A TUS AMIGOS, QUE NO SABEN NI DONDE ESTÁN PARADOS, QUE NO SABEN QUE QUIEREN DE SU VIDA, QUE HACER, QUE PENSAR, QUE SENTIR, LO QUE YO HAGO MECÁNICAMENTE TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA?! Ahorremos un poco estas ridiculeces. Si tenías tantas ganas de saber QUE HAGO DE MI VIDA, un día me invitás a tomar un café con leche con medialunas y te cuento todo, desde que me acuerde, el flujo de mi vida, mi historia, mis miedos, mis derrotas, mis fracasos, mis alegrías, mi color favorito, y la marca de rimel que uso. Si no, frente a tus amigos, apartémonos un poco, y me preguntás cosas puntuales, indagá, comentá, tené una real y genuina CHARLA. Y encima la rematás con un “perdoname que no te preste atención, es que estoy disperso por que estoy cansado”. CHAAAAUUUUUUU.

“Ahí vengo”, le dije. Fui al baño, escuché Corcovado, saludé a JR y me pedí un taxi. Hoy vuelvo a casa, y me sigue doliendo el abdomen.-

Hay dos clases de contacto que no soporto cuando voy a bailar.

La primera, supongo es la mas común, es el roce con la cartera de la señorita que tenemos bailando detrás nuestro. Por lo general es más petisa que una, y lleva la cartera debajo del brazo y levemente tirada hacia atrás, por lo cual cuando su cuerpo danza nos clava el vértice en la espalda y nos engancha la hebilla en la remera.

El segundo, no menos molesto, se refiere al señorito pseudoconquistador que se acerca con sutileza cero a la ronda donde una baila con los amigos, a la puerta del baño de donde una está saliendo, o a la esquinita de la barra donde una espera su cerveza. El pseudoconquistador, indefectiblemente, será feo, nabo, gordo o petiso. Seguramente use camisa a cuadros o a rayas, y probablemente tenga un aliento a alcohol que voltee. Esta persona optará por:
a .Tomarnos de las manos e intentar hacernos bailar ese tema que odiamos de Chichi Peralta, al ritmo errante de sus caderas.
b. Estamparnos un beso en la boca, sin pronunciar palabra ni medir su calidad de halitosis.
c. Hablar de temas impertinentes como “¿estás sola?”, “me enamoré”, y el trilladísimo y aparentemente favorito “que lindo que te queda el pelo corto” (BASTA, por favor).
Al tiempo que intenta hacernos oír alguna de estas barrabasadas en medio de la música, los gritos, la banda tocando, etc, el pseudoconquistador rodeará nuestra cintura, o la falta de ella, con una o ambas manos, en algunos casos incluso alternándolas. No captará de ninguna manera nuestro creciente desagrado ante ese tipo de contacto, incluso cuando tomamos su mano y la quitamos. El señorito insistirá hasta el cansancio, la rotunda negativa, o el incipiente sopapo.

Conquistadores queridos: NO INSISTAN. El contacto bolichero y sorpresivo NO nos calienta ni nos derrite. SÍ nos espanta y nos irrita. Sin ningún otro punto a favor, recomiendo lo único que puede lograr que ganen alguna vez una mujer, y es el respeto, la sana y caballera conquista, y ante todas las cosas, dejarnos un poco en paz.-


Dos cosas. Una, acerca de Freak. Otra, acerca del Chico de las Cinco y Cuarto.

En cuanto a Freak, hoy mi amiga Noe R. (que hace unos cuadros de pop art espectaculares), me preguntó en que había quedado eso. Nunca lo aclaré. El lunes siguiente a nuestro encuentro en The Roxy, día que nos encontraríamos nuevamente para ver a Santi y La Grande, el señor en cuestión me mandó un mail en un español tan mal redactado como conferencia de Tevez, aclarándome que no iba a poder ir. Que le habían pedido unos diseños de Brasil. Que lamentaba no poder concurrir. Malísimo, pensé. CHAMUYO. Pero vamos a pinchar una vez más. Jueves siguiente, le aviso de un concierto de Puente Celeste y de una noche de jazz donde podíamos vernos. Volví esa noche a casa, sola, claro, y vía msn aparece este personaje informando de la llegada de unos amigos suyos del país de la alegría y que estaban festejando. Freak, adiós.

Chico de las Cinco y Cuarto. Hoy me habla por msn, nuevamente, preguntando cuando íbamos a vernos. “Que bueno” pensé. Una cita. Pero no. NO. Este chico quería invitarme a la casa. A ver. Aclaración a los extraños seres del sexo masculino. YO NO VOY A METERME EN LA CASA DE NINGUNO DE USTEDES HABIENDONOS VISTO UNA SOLA VEZ. Amigo, ponete con una cena, un cine, una cervecita con picada, mates en Parque Rivadavia, ¡¡¡ALGO!!! ¡¡DEMOSTRÁ INTERÉS!! Y si no es genuino, al menos fingilo.

Ahora, yo pregunto, ¿dónde quedó la conquista?.-


Las noches como hoy no están hechas para gente soltera. Menos si sos mujer soltera. A ver, voy a situarlos en tiempo y espacio.

Buenos Aires. Julio, pleno invierno, y en vísperas de Mundial. Hace frío, claro. Como si fuese poco, llueve. Mas que lluvia, una garúa finita, romántica, rozando lo cursi. Encima, fin de mes: no hay plata ni para el taxi. Yo: sola, escuchando bossa nova, con ganas de salir. Complicado. Mis amigas solteras, sin un peso para el bondi, huyen a la sola idea de enfrentarse al tan temido frizz en el flequillo, o a la bota de cuero sumergida accidentalmente en el incipiente charco de agua.

La situación es muy distinta con la aparición de un novio, chongo, filito, amante, pinocho. La noche comenzaría con un mensaje vespertino. "Te invito a mirar una peli a casa". La noche, entonces, arranca a las siete y media de la siguiente forma.

Lo primero que ponés es el cd de Madonna o Pop radio. Lo siguiente que ponés, claro, es la cera vegetal verde, esa que no dá mas de lo quemada que está, a calentar en la hornalla de la cocina. Abrís la ducha y te metés adentro, sabiendo que de una, o te cagás de frio, o te cagás quemando. Acto seguido, te enjabonas todo el cuerpo, te lavás el pelo, y te pones crema enjuague dos veces. Pantene, obvio, y la dejás actuar la segunda vez. Después, te sentás en el piso con la esponja vegetal en una mano y la gilette prestobarba en la otra. Te rasurás las piernas, el cavado, y hasta podés llegar a rasurarte la juntura de las nalgas (eso dependerá, claro está, de la proporción de testosterona que una tenga en el organismo). Te enjuagas el pelo (de la cabeza) y te sacudís el pelo rasurado (de las partes).

Salís y te secás. La cara, el torso, brazos, piernas, y te envolvés el toallón en el pelo. La cera, para ese momento, si no está pelando, está lista para su uso. En pelotas, vas hasta la cocina y agarras el recipiente. Con su respectivo palito de madera, procedés a desparramar la volcánica sustancia en axilas y bozo, rogando que en ese momento no se le ocurra a tu hermano volver del club ni a tu viejo del mecánico. Te soplás las axilas para que seque, y cuando esté listo.. ¡¡¡TAAAAA!!! El tirón. Procedés de la misma forma dos y hasta tres veces, hasta lograr una superficie lisita y colorada como culo de mandril.

Listo. Te sacás el toallón de la cabeza, y sacás el gel granulado del botiquín. Te vas a hacer masajes en la cara hasta que te sangre, creyendo siempre que así lograrás una piel tersa y luminosa. Acto seguido, te encremás todo el cuerpo con la crema de Natura con frutos del Amazonas, que te costo un ojo y un riñón, pero que estás convencida que te quitará esos quilos, celulitis, várices, y/o años de más.

Si tenés pelo con rulos: planchita. Si tenes pelo lacio: crema para peinar o bucleadora. Te vas al cuarto y te elegís el outfit más sugerente y casual al mismo tiempo que tengas. ¡Uy! Te olvidaste del desodorante. Te lo ponés y, obvio, te mancha la remera negra con un halo blanco, blanquísimo, e insacable. Agarrás el teléfono y te pedís un remis. "De quince a veinte minutos". Una hora, seguro. O el hijo de puta va a llegar a los cinco minutos cuando todavía estás eligiendo la cartera.

Volvés al baño. Corrector de ojeras, base, rubor, rimel, delineador, sombra, iluminador, brillo para labios, perfume. Suena el timbre. Es el taxi. Te abrigás y salís rajando: se hicieron las diez de la noche.

Llegás a la casa del macho. Te está esperando en joggineta hace una hora y media, por lo cual ya se tomó dos vasos de fernet, una Quilmes de litro, miro la repetición del partido Ing-Esl y el final de la película Hombres de Honor. Pidió unas empanadas o una pizza, compró un dvd barato, de mala calidad y en gallego, y llevó al sillón las almohadas del cuarto de los padres, que esa noche están en la quinta, el country, o el cumpleaños de alguna tía.

La noche sigue sin sobresaltos: película, empanadas, cerveza, mimo, enterrada de pinocho, y dormilona. Dos opciones: te quedás a dormir, si tiene calidad de novio, o te pedís un taxi a las cuatro de la mañana, en calidad de chongo.

Y te volvés a tu casa, habiendo hecho lo mismo que la semana pasada, con el mismo o con otro, pero te aseguro que es LO MISMO QUE VENÍS HACIENDO DESDE LOS DIECISIETE AÑOS.

Volviendo. A mi esto no me pasa. No hay novio, chongo, filito, amante, ni pinocho. Así que me quedo en casa, escuchando bossa nova y puteando a mis amigas que no salen, o, con un poco de suerte, salgo con el que encontré en el facebook y pegás la mejor noche de tu vida.

Yo digo.. ¿alguien quiere hacer algo esta noche?.-



Acabo de llegar. Debería irme a dormir, pero no puedo hacerlo sin antes reflexionar acerca de mi noche.

Salí con dos amigas, en plan de conseguir chongo para dos de nosotras. La idea era encontrar, no sé, diez por cabeza, para de ahí poder rescatar a uno o a lo sumo dos. Siendo generosa estadísticamente, claro está. El lugar elegido fue The Roxy. Hay algo con The Roxy que lo hace un poco mas tolerable con respecto a otros lugares, y es el hecho que la gente que va ahí es gente con onda, a veces tanta que rozan lo freak (cuando no traspasan ese límite y son freaks en estado puro).

La táctica, al rato de llegar, fue la siguiente: apostarnos una a cada lado de la puerta del baño de hombres a mirar los especímenes que ingresaban o egresaban, y hacernos caras al respecto. Las caras, imaginarán, eran en su mayoría de horror, extrañeza o tristeza.

En eso se me acerca un chico. Lo habíamos visto antes bailando muy aparatosamente. A ver si queda claro, un APARATO, freak total en su máxima expresión. Un chico alto, anteojos, cara rara. Me preguntó de la banda que estaba sonando (El Otro Yo). Hablaba muy mal. Gente, hablaba como el culo. Yo pensé “este chico está como el orto o no es de acá”. Y no, no era de acá.

Freak es brasilero. Justo en vísperas del mundial, el desubicado. Estudiante de diseño industrial y fotografía. Está viviendo en Argentina hasta agosto. Da besos lindos y dice piropos en portugués. Le gusta el jazz y, claro, la bossa nova.

Estuvimos juntos casi toda la noche. De a ratos se iba, pero siempre volvía. Me dio su teléfono y su mail. Hablando de música, le conté de la Bomba de Tiempo, y le dije que iba llevarlo el lunes a ver a Santiago Vázquez y La Grande, y Freak me insistió en que lo llame.

Voy a llamarlo, claro está. Por suerte, no era petiso.-

Ayer me mandó un mensaje el Chico con Plumas. Prefiero no dar nombres. Al Chico con Plumas lo conocí de una forma rara hace, no sé, dos meses.

Yo estaba en la parada del 55. Era sábado a medianoche y me dirigía a The Roxy a ver tocar a mi amigo Adrián. De repente siento que alguien se me acerca. “Disculpá, ¿acá para el 55?”. Miro. Un chico alto, con bufanda roja a cuadros. Lo conocía. Hacía tiempo lo veía en todos lados, en la facultad, en el barrio, y siempre tenía la duda si era quien yo pensaba. Yo pensaba, claro, que era el ex novio de hace mucho tiempo de una chica que yo apenas conocía. “Si”, le digo. Y me quedo pensando. “Te hago una pregunta, ¿vos sos el ex novio de ****?”. Y se ríe. “¿Vos quien sos?” me pregunta. “Yo la conozco”. “Si, bueno..” me dice, “pero ¿vos quien sos?”. Yo soy Zahira, dije. Y nos tomamos juntos el 55.

Hablamos fluidamente todo el viaje. Había intentado estudiar Diseño Gráfico como yo. Nunca se tomaba colectivos, me dijo. Hablamos de nuestros trabajos, de música, de viajes. Antes de bajarse me preguntó si podía pedirme el celular. Se lo dí, y me hizo una llamada perdida. Se fue.

Llegué a The Roxy. Tocó Fémina, y después Gradocero. Entonces me dí cuenta que no lo había invitado al Chico con Plumas a venir. “No me di cuenta que no te invité, ¿querés venir?”, pregunté en un mensaje de texto. Me dijo que sí, y enseguida se apareció con una amiga y un amigo.

Esa noche nos besamos y bailamos toda la noche. Nos reímos. Pero decidí irme sola.

A los pocos días empezó a llamarme y mandarme mensajes para vernos. Pero había algo que me dio mucha fiaca. Siempre quería salir entre semana y después de cenar. No me cierra, debo admitir. Entre semana estoy muy cansada, y no voy a sacrificar mis horas de sueño por el Chico con Plumas. Finalmente desapareció.

Hasta ayer que apareció de nuevo. Con un mensaje donde decía que había estado trabajando mucho y que no se olvidaba de mi. Me sorprendió, la verdad. Lo invité a una feria nocturna de arte que se hace el sábado. Pero.. pero siempre tiene un pero. Y quiso verme este jueves después de cenar. La verdad, Chico con Plumas, no me interesa. Así que se lo dije, y se lo digo de nuevo. No me interesa sacrificar horas de sueño por vos. Si te va hablamos el finde. Y sino, otro será.

Ahora, ¿a alguien le interesa una feria de arte el sábado?.-




Definitivamente no voy a conseguir chongo yendo a bailar. Me parecen todos muy nabos. Perdón por todos ustedes seres del sexo masculino que van a bailar, pero debo advertirles y no a modo despectivo sino a modo de consejo, que están muy nabos.


A ver. Ir a bailar ya de por sí es una situación bastante incomoda para el ser humano. Venís de la calle muerto de frío y de repente te metes en un lugar mínimo donde hacen 37º con 98% de humedad. Estás parado como un tarado todo apretado durante varias horas partiéndote los oídos, te estás fumando tu pucho y todos los puchos de todos los otros tarados que están parados como vos. Y encima estas tomando una bebida que le hace mal a tu hígado, a tus actos reflejos, a tu fuerza de voluntad y a tu memoria a corto plazo. O sea, más tarado todavía.

A toda esta situación ya se por sí bastante incoherente, porque hay que ser incoherente para sufrir todas esas agresiones al mismo tiempo, supongamos que Dios le dio a tus padres el honor de tener un hijo varón.

Para empezar, vas a caer al lugar mínimo en un auto que con suerte será tuyo, rodeado de tus amigotes en el caso que los tengas. Reggaeton o electrónica al mango. Ruido de motores. Seguramente pienses que sos piola, pero no, amigo. Te aviso que sos un REVERENDO NABO. En el segundo de los casos, caerás en taxi o bondi, con un punto a favor por evitar esa entrada deplorable. Una vez adentro lo primero que haces es darte cuenta que el bucito te lo vas a meter en el tuje, por que ni loco pagas dos pesos de guardarropas, y no fuiste lo bastante piola como para dejarlo en la guantera. Entonces, bucito bajo el brazo, te dirigís antes de mirar siquiera a la promotora de Speed, directamente a la barra a cambiar la consumición por una cerveza, comprar un frizze, pero sobretodo si sos muy decadente, vas a comprar champagne solo para tener una botella en una hielera y sentir que sos pro. Te aviso, querido, pro no sos. Seguís siendo el mismo REVERENDO NABO que estacionó con la música al mango.

Pasan las horas. La camisita que te pusiste, con rallas, se va empapando, tu cara derrapando, la billetera adelgazando a causa del alcohol, y por la misma causa empezás con esa costumbre que me recuerda cada sábado por qué estoy sola. Me verás pasar y tus frases serán:
“Que lindo que te queda el pelo corto”
“Celesteeee..”
“Araceliiii...”
“Winonnaaaa..”
“¿Zahira? ¡Como Zaira Nara!”
Ya diciendo esto no tenés remo amor. O sea seguí circulando porque, después de ocho años con el pelo corto, todos los otros tarados como vos me tienen harta siempre con lo mismo. Parece que cuando nacieron le repartieron a cada uno de ustedes las mismas dos neuronas que funcionan generando los mismos comportamientos.

Ahora. Supongamos que alguno recibió, no sé, en lugar de dos, SEIS neuronas, y entablamos en medio del quilombo preseado y perreado una conversación. De cualquier cosa. Hablamos menos de diez minutos de algo copado. A ver. CHARLAMOS, que quede claro. En algún momento se producirá el silencio, entonces cual nabo que sos, me vas a mirar la boca, estirarás el cuello, y tratarás de darme un beso. ¡Error! ¿Por qué hablar conmigo cinco o seis minutos te hace suponer que quiero darte un beso? ¿Hablar solamente se convirtió en el nuevo indicio de que queremos besuquearnos? ¿Tendríamos que darle un beso al quiosquero cuando le compramos puchos, al chofer del 42 cuando le indicamos que vamos hasta Ciudad, al cajero del súper de la esquina, simplemente por que hablamos? Entonces, obviamente, te correré la cara, o te frenaré empujándote levemente el pecho, te diré que no, por que no, por que no quiero. Y bueno, te irás diciendo “histérica” por lo bajo.

Cinco y cuarto de la mañana. La mitad de la gente se fue, algunos están apretando, la mayoría da lástima. Me duelen las piernas. Busco el saco del guardarropas, salgo a la calle y tomo un taxi.

Otra noche con misión fallida.-
Había conocido a un chico en la Bomba de Tiempo. Lo llamaremos el Chico de las Cinco y Cuarto. Parecía copado. Me mandó mensajitos el día de la Bomba y en la semana. Me había dicho de salir un día. Todo bien.

Hoy se conecta. Para empezar, en mi msn figura una foto donde estoy con tres amigas. Me pregunta "¿cual de la foto sos?". Flaco: no te acordabas de mi cara, pero, ¿al menos no podías disimularla un poco?. "Soy la de la izquierda, la del vestido con flores". A lo que simplemente responde "¿me mandas mas fotos?". Digo, entonces "¿Sabés qué? Ya fue la onda de la foto. Si te interesa mirarme la cara, un día nos tomamos una cerveza y me la miras toda la noche. Si no te interesa saber quien soy, ni mostrar quien sos, no pierdas tu tiempo ni me hagas perder el mío". "Que carácter nena. Mejor me voy antes que me mandes al caraj..".

Y sí. Tengo carácter.


Situación: Primer acercamiento al sexo masculino.
Ubicación temporal: Jueves 27 de mayo, día de trampa, 2130hs
Ubicación espacial: Caff. Concierto de Puente Celeste.

Resulta que mi amiga Queridísima venía hace unas semanas diciéndome que tenía que acompañarla a ver esta banda (muy recomendable), y yo lo venia posponiendo. Esta semana finalmente me había comprometido a ir. Fue grata mi sorpresa cuando me informó que íbamos a ir acompañadas por dos músicos. Copado, pensé. Chonguitos con onda. Llegué del trabajo, me dormí una siestita, me levanté renovada. Me maquillé, me calcé los borcegos y me abrigué. Queridísima me pasó a buscar y nos tomamos el 92. Siguiendo un chico lindo llegamos a Caff. Galpón enorme con mobiliario del Ejército de Salvación. Mesa para cuatro. Velitas románticas, un enorme escenario, gente con mucha onda. Nos pusimos a hablar banalidades, hasta que finalmente le sonó el teléfono. Era Fernando, la cita a ciegas. Estaba adentro del lugar.

Mi cara de horror cuando vi aparecer a dos NABOS con todas las letras. No tendrían más de veinte años. Un pelirrojo de colita y su amiguito de pelo largo y VINCHA. Que decepción dios mioooo!! Se sentaron en la mesa. Compramos unas empanadas y una cerveza y NI SIQUIERA AMAGARON EN PAGAR. Queridísima me golpea con la pierna y golpea la mesa con el codo, mascullando “que ratas”.

De mas está decir que sus comentarios eran DEPLORABLES, se reían de ESTUPIDECES, que NABOS que eran!! Una vez terminado el show el pelirrojo –estudiante de psicología en la UBA y telemarketer- saca un porrito, se lo prende, y se pone a discutir acerca de neurosis y psicosis. Su frase célebre “yo agarro este cuchillo y la re flasheo men, por que es re flashero flashear juntos men, vos estás flasheando y yo también men!”.

Nos vamos. Compartimos el taxi y nos tiran DIEZ PESOS. Cuando se bajan, con Queridísima nos empezamos a reír a carcajadas y proseguimos hasta Flores.

La noche termina con misión fallida.-