EPÍLOGO


Lamento, tristemente, informarles que mi historia NO tuvo un final feliz. Auténtico me dejó al poco tiempo de finalizar estas columnas, en los feriados de carnaval. Pasó  por mi casa y hablamos mucho tiempo en el auto. Me dijo que sentía que yo ponía mas en la relación que él (cierto), y que por eso se sentía egoísta. Que no era justo para ninguno de los dos y que lo mejor era terminar. El típico "no sos vos, soy yo" ¡QUE PELOTUDA! Y yo, que el día anterior le había escrito un mail de amor, donde hablaba de elegirnos el uno al otro, de proyectar, crecer, y respetar. Una pelotuda bárbara.
Después de insistir con que necesitaba estar solo, estuvimos hablando muchísimo, y riéndonos como nunca. Me contó cuantas mujeres había tenido en su vida antes de conocerme (tres), y yo le confesé que me había causado mucha gracia la vez que apareció vestido de doctor ¿sexy? en la cama.
Finalmente, fumamos un cigarrillo juntos en un zaguán, donde le sugerí que si alguna vez buscaba una buena mujer que lo ame, lo respete, lo cuide, una mujer con quien formar una familia, no busque demasiado: ya me había encontrado.
Auténtico me dio un beso largo, cargado de amor y nicotina, en la puerta de mi casa, y luego la espalda. No podía mirarme a los ojos: sé con seguridad que intuía cuán roto estaba mi corazón. Lo agarré, entonces, y lo acerqué hacia mí. Y así, de espaldas, despacito, le susurré al oído "si vas a buscarte otra mujer, que te quiera más que yo". Y partió.
Los siguientes días no volví a verlo, ni supe nada de él.
Y así, la historia finalizó. O tal vez, ¿habrá vuelto a empezar?.-