Es increíble como la vida va acomodando las partes desacomodadas mientras desacomoda las otras. Como decían,  "cuando hay conque no hay en que y cuando hay en que no hay conque". Cuando sos una mujer realizada en lo profesional y en lo laboral, estás sola y no podés vivir con eso. Cuando encontraste el amor de tu vida, no sabés que hacer con tu carrera. Cuando te fuiste a vivir sola, no tenés plata para salir, pero mientras vivías con mamá y papá y te bancaban todo, lo único que querías era tener tu espacio. Y cuando sentís que te realizaste a nivel profesional, laboral, familiar, sentimental, espiritual, te enfermás.. ¡y te morís!

Bueno, tal vez esté siendo un poco trágica. Pero de igual manera que la balanza al subir de un lado se baja del otro hasta quedar desniveladas nuevamente, mi vida tomó forma en ciertos aspectos y en otros mejor ni pienso. Seamos concisos: hace unos meses apenas, estaba estabilizada a nivel académico, a paso lento pero seguro. Tenía un trabajo bien pago, de pocas horas en una excelente institución bancaria y con una importante antigüedad, pero que me hacía bastante infeliz. Conservaba buenos amigos que me hacían feliz. Y en cuanto a mi vida amorosa, me encontraba desesperanzada, enojada y enteramente sola.

Ahora bien. Ha pasado casi un año de la primera vez que escribí una columna, en principio para Facebook. Hacía frío y festejábamos el Bicentenario. No habíamos visto el gol de Palermo, el rescate a los mineros ni el asalto al banco Provincia. Y en todo ese tiempo, no todos los aspectos cambiaron, pero sí han habido dos cambios fundamentales. En primer lugar, el amoroso: todos sabemos que, tras un número interesante de citas frustradas, encontré lo que buscaba en este señor que hemos llamado Auténtico. Una persona que me sorprendió cuando estaba desprevenida y me arrancó de mi enojo con el sexo masculino para convertirme en una novia enamorada y, a veces, un poco pelotuda. En segundo lugar, el laboral: de la nada, de un día para el otro, me fui del banco donde trabajaba para vivir más relajada trabajando en un boliche. El tema es el siguiente. Todo muy lindo, pero.. ¿y la plata? Porque después de unos meses de relax y tiempo libre, las deudas crecieron como la inflación, el riesgo país y la inseguridad. No tengo dinero para irme de vacaciones, ni pagarme un curso de diseño web, ni tomarme un taxi para visitar a mi amiga Minnie. Y me doy cuenta que ya es suficiente esa utopía de vivir con lo justo para darle lugar a una existencia capitalista. El problema que se presenta es que no estoy dispuesta a sacrificar mi paz por algunos billetes. Quiero trabajar pocas horas, en un ambiente agradable, con una tarea acorde a mis capacidades, en lo posible relacionado con mi carrera, en las cercanías de mi domicilio.. Me pregunto, ¿estaré pidiendo mucho?

No puedo evitar pensar, entonces, en las veces que hemos pedido demasiado a nivel sentimental. Cuantas veces rechazamos a un buen candidato por ser demasiado sencillo, demasiado estructurado, demasiado petiso, demasiado conservador, demasiado hueco, demasiado. Pedimos en nuestras imaginarias (o no) listas de un hombre ideal una persona que sea interesante, adinerado, simpático, divertido, con onda, bueno en la cama, que tenga auto, casa, amigos copados, clase, modales, y que encima, esté soltero. A veces, en nuestro afán por encontrar a esta persona que no existe, nos quedamos solas por mucho tiempo, boyando de un lado al otro pensando que eso que buscamos está en alguna parte. Y otras, nos conformamos con lo primero que venga justificando sus falencias con la verdad de que lo ideal no existe.

Considero, entonces, que es hora de entender que la perfección no existe. Ni una es perfecta, ni el otro tiene porque serlo. Con el tiempo se aprende que no tiene que ser tan lindo si nos hace reír, ni tiene que ser millonario si tiene el gesto de caer, porque sí, con un peluche, ni tiene que caerle bien a todos si a nosotras nos acompaña en los momentos difíciles. Reside en uno saber qué se está dispuesto a sacrificar a cambio de lo que sí nos es importante.

Mientras tanto, seguiré buscando el trabajo de mis sueños. No aprendo más.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario