Noche de jueves. Vísperas de feriado. Festejos del nueve de julio (perdón mi ignorancia, pero nunca supe bien a que se refería cada una de las fechas patrias, ni cuando son).

Me conecto. Me duele el abdomen, me tomo un ibuprofeno para que calme y planeo ir a Éter, sola, por que las chicas se bajaron a último momento. Se conecta el indeseado Chico de las Cinco y Cuarto.
- ¿A donde vas esta noche?
- A Éter, ¿conocés?
- No, ¿con quién vas?
- Sola, ¿querés venir? Mis amigas me cancelaron.
- Dale, para que llamo a un amigo y le digo.

Error número uno, amigo. Si una chica te dice que va SOLA a un lugar, especifica que las amigas NO VAN, y te invita A VOS a ir, ¿que hacés llamando a tu amigo? Decididamente o sos un NABO, cosa que cada día es más común, o no tenés capacidad para captar indirectas. Supongamos que es la segunda opción, te doy el OK, y nos vemos ahí.

Éter. Me encuentro a mi amiguito JR, persona que conozco hace muy poco pero que me cae muy bien, con quien me muero de la risa, hablamos fluidamente, etc., y aparece el señor Chico de las Cinco y Cuarto. A ver. Para empezar no es tan lindo como yo creía, o como quería creer. No tiene onda, chispa, fluidez, nada. Ah, es alto, punto a favor. Aparece el señor seguido por ¿cuatro? nabos secuaces, como era de esperar. Chicas, si esperaban sacar partido de alguno de éstos posibles candidatos les aviso que están fritas. Es el grupito de NABOS que cuando vas a bailar se te acercan hablándote de cualquier trivialidad mientras pensás “por Dios, que se valla”.

Bueno, aparece, debo reconocer que pese a mi saludo lo ignoro completamente y sigo hablando con mi amigo JR. Pero por no pecar de maleducada, cuando aparece denuevo dedico unos breves minutos de testeo a hablar con él. Entonces, después de las presentaciones de rigor, aparece la tan temida y odiada pregunta “a ver Zahira, ¿por qué no nos contás un poco que hacés de tu vida?”.

Estimados. La pregunta abierta acerca de nuestra vida es un embole. Tratar de entender la vida es un embole, más todavía tratar de explicársela a otros que ni siquiera recordás sus nombres o sus caras, pese a tenerlos frente tuyo. Y sobretodo en un ambiente cargado de gente hablando, puchos, vasos que chocan, y una legión de músicos jazzeros haciendo lo suyo. Ganas de decirle esto no me faltaron. Pero, pese a esto, empecé con el discursito. “Bueno chicos, me llamo Zahira, tengo 22 años. Estudio diseño gráfico en la UBA, trabajo, estudio canto, bla bla bla bla bla bla..” Y demás blas. A ver. Digo. ¡¿Qué CARAJO LE PUEDE IMPORTAR A VOS, A TUS AMIGOS, QUE NO SABEN NI DONDE ESTÁN PARADOS, QUE NO SABEN QUE QUIEREN DE SU VIDA, QUE HACER, QUE PENSAR, QUE SENTIR, LO QUE YO HAGO MECÁNICAMENTE TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA?! Ahorremos un poco estas ridiculeces. Si tenías tantas ganas de saber QUE HAGO DE MI VIDA, un día me invitás a tomar un café con leche con medialunas y te cuento todo, desde que me acuerde, el flujo de mi vida, mi historia, mis miedos, mis derrotas, mis fracasos, mis alegrías, mi color favorito, y la marca de rimel que uso. Si no, frente a tus amigos, apartémonos un poco, y me preguntás cosas puntuales, indagá, comentá, tené una real y genuina CHARLA. Y encima la rematás con un “perdoname que no te preste atención, es que estoy disperso por que estoy cansado”. CHAAAAUUUUUUU.

“Ahí vengo”, le dije. Fui al baño, escuché Corcovado, saludé a JR y me pedí un taxi. Hoy vuelvo a casa, y me sigue doliendo el abdomen.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario